Murió Daniel Ellsberg, el filtrador de los Papeles del Pentágono

Filtraciones

Daniel Ellsberg, uno de los más destacados denunciantes de la historia estadounidense, conocido por filtrar los «Papeles del Pentágono», un informe secreto que detalla la participación de Estados Unidos en la guerra de Vietnam, falleció este viernes en su casa en Kensington, California. Tenía 92 años.

Ellsberg había anunciado el 1 de marzo a través de un correo electrónico a amigos y seguidores que padecía cáncer de páncreas y que había rechazado la quimioterapia. Aseguró que el tiempo que le quedaba lo dedicaría a dar charlas y entrevistas sobre la guerra entre Rusia y Ucrania, los peligros de la guerra nuclear y la importancia de las protecciones de la Primera Enmienda.

Defensor constante de la transparencia y la libertad de prensa, Ellsberg nació en Chicago en 1931 y se graduó en la Universidad de Harvard con un título en Economía. Después de recibir un doctorado en Relaciones Internacionales de la Universidad de Cambridge fue reservista dos años en el cuerpo de Marines. Trabajó para el Pentágono y el Departamento de Estado durante la administración del presidente Lyndon B. Johnson. En 1965 el Departamento de Estado lo mandó a Saigón a estudiar la contrainsurgencia. Acompañó a soldados estadounidenses en sus patrullajes por el sur de Vietnam y fue entonces cuando se convenció de que la guerra de Vietnam era una causa perdida.

En 1967 el Departamento de Estado encomendó a una serie de civiles y militares, incluyendo a Ellsberg, que por entonces trabajaba de analista estratégico para la consultora Rand Corporation, la confección de un estudio secreto sobre la intervención de Estados Unidos en Vietnam desde 1945 hasta 1967. Fue así como Ellsberg tuvo acceso al documento final, conocido como los Papeles del Pentágono.

En 1971, Ellsberg filtró los Papeles del Pentágono a los diarios The New York Times y The Washington Post. La publicación de los documentos expuso la mentira del gobierno de Estados Unidos sobre la guerra de Vietnam (según el gobierno estaban ganado) y tuvo un gran impacto en la opinión pública y la política del país. “Los documentos mostraron que los líderes del gobierno habían ocultado sus dudas sobre el progreso de la guerra y habían engañado al público en relación a la acumulación de tropas que finalmente sumó a medio millón de estadounidenses, como parte de una guerra que costó la vida de más de 58.000 estadounidense y millones de vietnamitas,”  describió el Post.

Junto a su colabrador Anthony Russo, Ellsberg fue acusado por el gobierno de Nixon ante la justicia federal de robar información , bajo la Ley de Espionaje. Fue el primer caso de la historia estadounidense en que se imputó el delito de espionaje a filtradores de información para ser publicada. Ellsberg y Russo fueron absueltos. La filtración también llevó a una histórica batalla legal que el gobierno también perdió con el Times y el Post en la Corte Suprema de Estados Unidos y que estableció el más grande precedente para la libertad de prensa de la jurisprudencia estadounidense.

 

El impacto de Ellsberg en la historia del periodismo es ampliamente reconocido: el periodista y escritor David Halberstam lo describió como «uno de los grandes héroes de la democracia estadounidense». El historiador David McCullough dijo que la filtración de Ellsberg fue «una de las cosas más importantes que ha sucedido en la historia de este país». Sin embargo cuando filtró los documentos en plena guerra fue tildado de traidor por las principales figuras del gobierno de ese momento. Henry Kissinger, el asesor de seguridad nacional de Nixon, lo llamó “el hombre más peligroso de Estados Unidos”.

Ellsberg también ha sido un crítico constante de la política exterior estadounidense y ha continuado luchando por la transparencia y la libertad de prensa. En un artículo de opinión reciente para The Guardian, Ellsberg criticó la política estadounidense de «guerras sin fin» y llamó a una mayor rendición de cuentas por parte del gobierno. También ha sido un referente del movimiento antinuclear, al que le dedicó su libro “Doomsday machine” (2017). Cofundó la Freedom of the Press Foundation, una organización sin fines de lucro de Brooklyn, y defendió el trabajo de una nueva generación de informantes y hackers, incluidos Edward Snowden y Chelsea Manning  y fue un apoyo constante y ruidoso para los grandes filtradores de la era digital, como Snowden y Julian Assange.

Su valentía y compromiso con la verdad y la libertad de prensa inspiraron a millones de periodistas y ciudadanos en todo el mundo. Su contribución a la prensa independiente es su legado y continuará siendo una fuente de inspiración para aquellos que valoran la verdad, la justicia y la libertad.