Luego de que en 2013 el reconocido diario comenzara a publicar la información de inteligencia filtrada por el excontratista de la NSA, las agencias de seguridad británicas y el Ministerio de Defensa encendieron las alarmas, comenzaron con advertencias hacia el medio y luego con las presiones.
El diario británico The Guardian recibió “aprietes” de parte del Gobierno del entonces primer ministro Británico David Cameron, para que dejara de publicar información de la inteligencia de los Estados Unidos y el Reino Unido, filtrada por el exagente de la CIA y de la Agencia Nacional de Inteligencia (NSA), Edward Snowden.
Corría junio del año 2013 y las revelaciones de Snowden sobre el espionaje masivo, llevado a cabo por las agencias de seguridad de ambos países a nivel mundial, comenzaban a hacerse visibles a través de distintos medios del mundo, entre ellos el reconocido diario británico The Guardian.
Como era de esperarse, esto despertó inquietud en el gobierno de Cameron que instruyó a su secretario de Gabinete, Jeremy Heywood, para que éste contactara con The Guardian para aclararle las implicaciones de continuar revelando datos secretos de las operaciones de espionaje realizadas por EE.UU. y el Reino Unido, según fuentes gubernamentales contactadas por el diario The Independent.
Al siguiente día que The Guardian publicara los primeros documentos de inteligencia, el Comité Asesor de Medios de Defensa y Seguridad del Reino Unido (conocido como D-Notice), dependiente del Ministerio de Defensa, emitió un comunicado dirigido a los principales editores de medios del Reino Unido, diciendo que debían abstenerse de publicar información sobre el tema porque “pondría en peligro tanto a los medios nacionales como a sus ciudadanos”.
Aunque el comunicado estaba marcado como “privado y confidencial: no apto para publicación, transmisión o uso en las redes sociales”, luego se hizo público.
Meses después, el propio David Cameron fue el encargado de lanzar una advertencia a los medios que se atrevieran a seguir adelante con las revelaciones de Snowden, alertando que podría tomar medidas más estrictas: “Creo que es mucho mejor apelar al sentido de responsabilidad social de los periódicos. Pero si no demuestran cierta responsabilidad social, sería muy difícil para el gobierno dar un paso atrás y no actuar”, manifestó el primer ministro en declaraciones ante el Parlamento.
La “advertencia” de Cameron funcionó parcialmente, ya que la mayoría de los diarios que trabajaron con las filtraciones comenzaron a dejar de hacerlo. Pero The Guardian continuó con la historia.
De la advertencia a las presiones
Seis semanas después de que The Guardian publicara las primeras filtraciones del exagente de inteligencia estadounidense, personal del Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno (GCHQ) ingresó a la redacción y, junto a el editor adjunto del diario, pasaron tres horas destruyendo los discos duros de las computadoras que contenían la información brindada por Snowden, a sabiendas de que la misma ya había sido compartida con otros medios.
Alan Rusbridger, quien en ese entonces era editor del diario manifestó que, «Teníamos claro que no íbamos a devolver ese material al Gobierno británico así que lo destruimos nosotros bajo asesoramiento de un par de expertos de inteligencia del GCHQ, que nos decían qué partes de los discos duros destruir, y cómo», ya que la alternativa a eso era tener que enfrentarse a una demanda legal.
El efecto de la embestida del Gobierno
En noviembre de 2013, el Comité escribía en un informe: “Hacia finales de julio (mientras las computadoras estaban siendo destruidas), The Guardian había comenzado a buscar y aceptar el consejo de D-Notice de no publicar ciertos detalles altamente sensibles y desde entonces el diálogo con el comité había sido razonable y estaba mejorando”.
En la misma sintonía, el presidente del D-Notice señaló que después de que el GCHQ supervisara la destrucción de las computadoras portátiles del periódico, “el compromiso con The Guardian había seguido fortaleciéndose”.
Además de los aprietes a The Guardian para que no siga publicando historias sobre las filtraciones de Snowden, el Gobierno británico le ofreció un lugar en el comité D-Notice al editor adjunto Johnson, quien había participado de la destrucción de los discos duros, el cual ocupó durante ocho años.
Para 2015 el diario británico, ahora bajo la dirección de Katharine Viner, bajó sustancialmente la cantidad de artículos críticos contra las agencias de seguridad. Como contrapartida, The Guardian comenzó a publicar entrevistas exclusivas a los directores del MI5 (inteligencia interna), MI6 (inteligencia externa) y otras agencias británicas.
¿Quién es Edward Snowden?
Edward Snowden es un experto informático que trabajó para la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (NSA) y la CIA, que reveló miles de documentos de inteligencia que demostraban cómo el gobierno norteamericano, junto al GCHQ británico y otras agencias de seguridad, espía y recopila sin autorización información de millones de personas alrededor del mundo.
Esto demostró el poder de espionaje con el que cuenta Estados Unidos y sus aliados, y la impunidad con la que se manejan a la hora de hurgar en la privacidad de las personas.
Tras la filtración el exagente tuvo que asilarse en Rusia, donde reside desde hace más de diez años y sigue defendiendo el derecho a la privacidad, aunque acechado por Estados Unidos que lo acusa por delitos tipificados en la Ley de Espionaje de ese país.
Con información de Declassified UK y RTVE.