El Experimento Tuskegee, fue un estudio clínico que se llevó a cabo en Tuskegee, Alabama, entre 1932 y 1972 sobre 600 hombres afroamericanos trabajadores rurales, en su mayoría analfabetos, para investigar los efectos progresivos de la sífilis. A muchos de ellos no se les brindó ningún tipo de medicación para su tratamiento, incluso cuando ya existía una cura.
Los sujetos de estudio, nunca fueron informados por las autoridades de que estaban siendo estudiados ni tampoco que padecían la enfermedad, por lo que no brindaron su consentimiento. El objetivo era verificar mediante la autopsia de sus cadáveres, los efectos que provocaba en el organismo.
Para atraer a los hombres se les prometió tratamiento médico gratuito para otras enfermedades, al igual que el transporte hacia los hospitales, alimentos y medicamentos, además del entierro luego de que se les realizaran las autopsias.
La filtración que logró que se termine con el estudio
El experimento concluyó abruptamente en 1972 cuando Peter Buxton, un médico de San Francisco que ya venía denunciando el hecho ante las autoridades sin ser escuchado, filtró la información a la prensa.
La periodista encargada de la historia fue Jean Heller, de Associated Press, que publicó su artículo en el Washington Post en julio de 1972. Al día siguiente fue replicada por The New York Times en su portada y ese mismo día el programa dejó de existir, dado el impacto que generó en la opinión pública.
Luego de conocida la investigación, el Estado indemnizó a los participantes sobrevivientes y a sus familiares por 10 millones de dólares y se les brindó también tratamiento médico.
En mayo de 1997, el presidente Bill Clinton recibió a 8 de los participantes sobrevivientes del experimento y brindó disculpas públicas sin condicionamientos por lo que tuvieron que sufrir. “No se puede volver el tiempo atrás, deshacer lo hecho, pero sí se puede terminar con el silencio. Podemos dejar de mirar a otro lado”, declaró.
Durante lo que duró el estudio, se produjeron 29 muertes directamente relacionadas con la enfermedad, mientras que otros 110 pacientes murieron por las secuelas graves e irreparables derivadas de la sífilis. En tanto que 40 esposas se contagiaron y 19 niños nacieron con sífilis.