Activistas, sindicatos y grupos de DDHH reclamaron por la libertad de Assange frente a la embajada del Reino Unido

Argentina | Assange

Del acto, realizado el sábado,  participaron miembros del grupo Libertad a Assange Argentina, el premio Nóbel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel; la histórica dirigente sindical y ambientalista, Marta Maffei, miembros de los sindicatos de prensa FATPREN y Sipreba; Juan Pablo Moyano, nieto recuperado; Esteban Herrera, hermano; Miguel Santucho, hermano; Abuelas y miembros de organismos de DDHH.

El objetivo del acto era el de entregar una carta ante la embajada del Reino Unido, pidiendo por la libertad  y por la no extradición de Julian Assange, quien está preso en una cárcel londinense de máxima seguridad, por revelar mediante la plataforma WikiLeaks información clasificada sobre crímenes de guerra cometidos por los Estados Unidos. Razón por la cual lo quieren extraditar para juzgarlo en ese país, donde podría ser condenado a 175 años de prisión.

La carta que tuvo como destinataria a la embajadora británica en Argentina Kirsty Hayes,  fue leída por Adolfo Pérez Esquivel

Adolfo Pérez Esquivel (centro).

«La libertad de prensa existe si no es obturada por la interferencia de los intereses empresariales y políticos desde los Estados. El ejercicio efectivo de ese derecho ha sido una larga batalla de los pueblos. En 1948 fue categóricamente respaldado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos por las Naciones Unidas. Su artículo 19 establece: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.”

La libertad de prensa tiene antecedentes destacados en Inglaterra desde finales del siglo XVII. Quienes miramos con respeto y admiración esos ejemplos hoy tenemos nuestras esperanzas puestas en que el Reino Unido los seguirá sosteniendo y defendiendo.

En Argentina parecía difícil -si no imposible- que los crímenes cometidos por un Estado genocida pudieran ser juzgados, sin embargo, desde que la primera madre reclamó por su hijo desaparecido, y muchos seguimos ese camino de memoria, verdad y justicia sin claudicar, aprendimos que no solo ganan los poderosos. Cientos y miles de acusados y condenados de terrorismo de Estado lo demuestran. Estados Unidos, por el contrario, no solo no juzgó a los responsables de los crímenes perpetrados por ellos, sino que persigue a Julian Assange por darlos a conocer, como si fuera un traidor norteamericano y no un periodista extranjero responsable.

Por eso, venimos a pedir, coincidiendo con millones de voces en todo el mundo, la no extradición y la libertad del periodista Julian Assange, acusado y perseguido por publicar información verdadera de evidente interés público, incluyendo documentos que revelan crímenes cometidos por los Estados y actos de corrupción. Sin juicio, sin condena, Julián Assange lleva cuatro años recluido en la cárcel de alta seguridad de Belmarsh y podría ser su vida entera si lo extraditan a Estados Unidos.

El Reino Unido tiene la posibilidad soberana de sentar un precedente internacional en la defensa de la Libertad de Prensa como un Derecho Humano fundamental»

Con esperanza en que así sea.

Si bien Pérez Esquivel se acercó junto a Elisabeth Uth, integrante de Libertad Assange Argentina, para tratar de entregar la carta, no hubo nadie que se encargara de recibirla.

Al ser consultada por este medio sobre el intento, Uth declaró que pasaron detrás «de las vallas  y que por debajo de la puerta (la carta) no pasaba, porque era una puerta corrediza y el buzón se abría desde adentro. El personal de seguridad tenía que pedir tantos permisos que no podía abrir el buzón. Claro que esto es una forma totalmente inadecuada, por eso el martes llevaremos de nuevo a la carta».

En declaraciones ante la prensa, Marta Maffei también expresó su enojo ante la ausencia del personal de la embajada: «Sabían que veníamos y que venía el Premio Nobel de la Paz. Esto es un desaire profundo y es una muestra significativa de cómo el Reino Unido, en alianza con los Estados Unidos, consideran nuestros derechos y cómo merecemos ser escuchados y respetados». «Me siento realmente avergonzada de lo que pasó acá. Si creen que vamos a dejar sometida nuestra esperanza, están completamente equivocados. Nosotros vamos a seguir», aseguró.