La administración Trump planea restringir el acceso del Congreso a información clasificada luego de que se filtrara una evaluación interna que sugería que los bombardeos contra instalaciones nucleares de Irán no fueron tan exitosos como había afirmado el presidente, según confirmaron a Axios cuatro fuentes cercanas. El FBI también inició una investigación sobre la filtración.
La difusión del informe preliminar de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), conocido como “Evaluación de Daños de Combate”, generó la furia de Trump y altos funcionarios estadounidenses, quienes sostienen que se trataba de un análisis incompleto y que su publicación buscó debilitar la narrativa de que los sitios nucleares iraníes fueron “aniquilados”.
“Estamos declarando la guerra a los filtradores”, aseguró un alto funcionario de la Casa Blanca. “El FBI ya está investigando. Y dentro de la comunidad de inteligencia están evaluando cómo endurecer los procesos para que actores del ‘Estado profundo’ no filtren partes de informes con bajo nivel de confianza a la prensa.”
Las fuentes del gobierno señalaron que se planea restringir el uso de CAPNET, el sistema digital mediante el cual se comparte información clasificada con el Congreso. La evaluación de la DIA fue subida a CAPNET el lunes por la noche; el martes por la tarde, CNN y luego The New York Times publicaron extractos del informe. Según esas filtraciones, el programa nuclear iraní habría sido retrasado solo por unos meses, y no destruido por completo.
Legisladores demócratas ya estaban molestos por no haber sido informados previamente de los bombardeos, y la decisión de reducir aún más el flujo de información podría desatar una nueva ola de críticas. Desde la Casa Blanca, sin embargo, descartan modificar la decisión: “Apenas pusimos el informe en CAPNET, se filtró. No hay razón para repetir esto”, dijo otra fuente oficial.
Según las fuentes consultadas por Axios, el informe de la DIA fue elaborado en las primeras 24 horas tras los ataques, basado únicamente en imágenes satelitales y sin presencia en el terreno. Además, representaba solo el análisis inicial de una de las 18 agencias de inteligencia estadounidenses. El propio informe aclaraba que sus conclusiones eran de “baja confianza” y tenía como fin orientar una posible segunda ronda de ataques.
Por otro lado, una evaluación temprana de los servicios de inteligencia israelíes sostuvo que los ataques de EE.UU. e Israel causaron “daños muy significativos” a las instalaciones iraníes.
Desde su campaña presidencial en 2016, Trump ha sido profundamente escéptico con la comunidad de inteligencia, en parte por las investigaciones sobre sus vínculos con Rusia. Esta nueva filtración solo ha aumentado su desconfianza. “Trump sabe que dentro de la inteligencia hay espías que lo detestan”, aseguró uno de sus asesores.
En una conferencia de prensa tras la cumbre de la OTAN en La Haya, Trump cuestionó el tratamiento mediático de la filtración, al igual que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el secretario de Estado y asesor de seguridad nacional, Marco Rubio. Los tres defendieron que EE.UU. lanzó suficientes misiles Tomahawk y bombas anti-búnker como para generar un daño considerable al programa nuclear iraní, en línea con lo dicho por la Agencia Internacional de Energía Atómica.
“Todo este escándalo por la inteligencia: eso es lo que un filtrador les está diciendo que dice el informe”, dijo Rubio. “Ese es el juego de estas personas: leen algo y luego lo presentan como quieren”.