Más de 20 organizaciones de seguridad tecnológica y defensa de denunciantes han exigido al Congreso de Estados Unidos aprobar sin demora la AI Whistleblower Protection Act, impulsada por el senador Chuck Grassley (R‑IA), para proteger a empleados y exempleados de empresas de inteligencia artificial que revelen riesgos o violaciones.
Un proyecto bipartidista con alcance amplio
La propuesta, conocida también como S. 1792 en el Senado, reforzaría la legislación existente, prohibiría represalias laborales (despidos, represalias contractuales, etc.) y agilizaría acciones ante el Departamento de Trabajo, permitiendo reintegros, indemnizaciones dobles y daños según cada caso .
El argumento central: seguridad pública y ética
Los firmantes sostienen que quienes trabajan en IA “no deben ser castigados por actuar en interés público”. Advierten que, sin protección, el desarrollo veloz de IA —con miles de millones de inversión— podría carecer de control interno confiable .Analistas, como los de Bloomberg Law, alertan que no basta con proteger filtradores: depender exclusivamente de ellos sin regulación proactiva es peligroso. El sistema no puede delegar enteramente la vigilancia ética a denunciantes individuales .
Varias estados, como Colorado, ya han regulado situaciones similares para seguridad pública. A nivel federal, la nueva ley marca un esfuerzo coordinado para garantizar que la IA se desarrolle con responsabilidad y transparencia .
El caso de Suchir Balaji
Este debate adquiere relevancia tras la muerte de Suchir Balaji, exinvestigador de OpenAI y filtrador denunciante de supuestas violaciones de derechos de autor en el entrenamiento de modelos como ChatGPT.
Balaji fue hallado muerto el 26 de noviembre de 2024 en su departamento de San Francisco por un disparo autoinfligido, según la Oficina del Forense. No se hallaron pruebas concluyentes de homicidio: la puerta estaba trabada desde adentro, y no hay señales de entrada forzada. Sus padres, sin embargo, sostienen que la autopsia privada revela contusión craneal, ausencia de nota y posibles contradicciones, y han solicitado acceso a registros y una investigación más profunda.
Balaji iba a ser testigo clave en demandas contra OpenAI por violación de copyright—incluyendo la del New York Times y el Authors Guild—y su muerte provocó un impasse entre teorías conspirativas y versiones oficiales. Figuras como Elon Musk, el congresista Ro Khanna y la madre de Balaji han cuestionado la versión de suicidio.