Estados Unidos describe al hombre que ocupará la presidencia de Argentina a partir del 10 de diciembre como un operador político inescrupuloso. Dice que Alberto Fernández no habría dudado en manipular la tragedia de la AMIA y la memoria de sus 85 víctimas para resolver un problema de imagen que padecía su gobierno. Valiéndose de su control sobre la voluntad del fiscal Nisman, habría intentado tapar la crisis del campo del 2008 con un oportunista pedido de captura del ex presidente Carlos Menem.
Eso dice el cable 2783 del Departamento de Estado, fechado en Buenos Aires el 27 de mayo del 2012, marcado como confidencial y firmado por el entonces embajador Earl Anthony Wayne, parte de la filtración de WikiLeaks conocida como Cablegate. El despacho diplomático cita una fuente confidencial de la cancillería argentina, también al entonces funcionario de la DAIA Alberto Neuberger, y al propio fiscal federal Alberto Nisman, fallecido en enero del 2015.
Según el cable, Neuberger le contó a la embajada que el pedido de captura de Menem el 22 de mayo del 2008 había sido orquestado por “la Casa Rosada”. Y el propio Nisman le reconoció a la embajada que antes de pedir la captura del ex presidente él había informado al “gobierno argentino.” Fue la fuente de cancillería quien le puso nombre y apellido a “la Casa Rosada” y el “gobierno de argentina.” La fuente diplomática aseguró que Alberto Fernández, entonces jefe de Gabinete de Cristina Kirchner, manejaba a Alberto Nisman como a un títere:
Señaló que su conclusión es que Nisman es “completamente dependiente de Alberto Fernández” (jefe de gabinete) y que obedece las órdenes de Fernández sin cuestionarlas, y destacó que, por el momento elegido para el anuncio, fue “una operación política ordenada por Fernández.”
Según el informante de la embajada, el pedido de captura de Menem se basaba en información vieja que por razones políticas Nisman había reciclado a pedido de Fernández:
La Fuente de cancillería dijo que Nisman conocía “desde hace años” la información sobre la “conexión local” pero no había hecho nada con esa información. Señaló que no había visto nada nuevo con respecto al posible rol de Menem en este caso. Nuestra fuente en cancillería dijo que el momento elegido para el anuncio — con el paro agropecuario sin resolver, con la popularidad de la presidenta Fernández de Kirchner (CFK) en caída libre y con la conveniente presencia del subjefe del FBI en Argentina y haciendo una presentación en la AMIA — lo convenció de que la Casa Rosada le había ordenado a Nisman que avance con los cargos contra Menem en un intento de alejar la atención mediática negativa de CFK y su disputa con el campo, para enfocarla en el ex presidente.
A pesar de los imaginativos esfuerzos de Alberto Fernández, el cable dice, y la historia confirma, que la operación, o lo que fuere, terminó en fracaso. Ya sea por un exceso de confianza de Fernández en su capacidad para cambiar la narrativa dominante, ya sea porque la agenda mediática no es tan fácil de manejar como algunos personajes de la justicia, la cosa no funcionó. El cable concluye así:
Si, como muchos sospechan, el anuncio de Nisman fue un intento del gobierno argentino de desplazar al paro agropecuario de las primeras planas, falló miserablemente, dado que la ruptura de las negociaciones entre el gobierno y el sector agrícola fue la noticia principal de todos los medios de información.
El pedido de captura contra Menem nunca se hizo efectivo porque el entonces y ahora senador por La Rioja goza de la protección de sus fueros parlamentarios. Fue absuelto en febrero de 2019 por un tribunal oral en el juicio por el encubrimiento del atentado a la AMIA. Nisman fue encontrado muerto el 18 de enero de 2015 en el baño de su departamento cerrado con llave desde adentro, con un disparo de bala en su cabeza compatible con una herida autoinfligida y sin rastros de la presencia de una segunda persona en la escena del deceso. El fiscal acababa de de denunciar que Cristina Kirchner había negociado con Irán la impunidad de los iraníes acusados de haber cometido el atentado de la AMIA y debía presentar en el Congreso, al día siguiente de su muerte, pruebas de ese complot que nunca se conocieron. A su vez Alberto Fernández declaró y escribió después de la muerte de Nisman que poco tiempo antes se lo había cruzado en un supermercado y había visto al fiscal muy seguro de sus pruebas contra Cristina Kirchner y su canciller Héctor Timerman: “están hasta las manos”, Fernández citó a Nisman.
El futuro presidente aseguró entonces que la futura vicepresidenta había sido la instigadora y Timerman, fallecido el año pasado, había sido el ejecutor del pacto de impunidad, y que dicho pacto se había plasmado en el acuerdo bilateral con Irán que aprobara el Congreso argentino en febrero del 2013, acuerdo que al poco tiempo sería declarado inconstitucional por la justicia federal. Durante la campaña presidencial de este año, Fernández volvió a referirse al tema pero para decir que no sabía quién había matado a Nisman o si Nisman había sido asesinado, pero que estaba seguro de que no lo había matado Cristina Kirchner, porque ella había sido la principal perjudicada con su muerte. Este cronista intentó conocer la opinión de Alberto Fernández acerca del cable estadounidense, pero su jefe de prensa Juan Pablo Biondi no contestó llamadas, mensajes de texto, llamadas ni mensajes de WhatsApp dejados en su celular.
El despacho diplomático sobre Nisman, Menem y la disputa con las patronales del campo no sería ni el primero ni el último en ocuparse de Alberto Fernández. Según la filtración de WikiLeaks, que cubre todo el gobierno de Néstor Kirchner a partir del 2003 y gran parte del primero de Cristina, hasta principios del 2011, el presidente electo argentino aparece nombrado en más de 100 cables, y en no menos de media docena es el protagonista o tiene un rol secundario importante. En otros tantos cables aparece un homónimo suyo con ciudadanía estadounidense. Director de la Oficina de Prensa y Diplomacia Pública del buró de Medio Oriente del Departamento de Estado, este Alberto Fernández es un ocasional portavoz de políticas de su país en una región caliente del mundo.
El Fernández argentino tiene otras virtudes señala el cable confidencial 15468, fechado 20 de mayo del 2003 y firmado por el entonces embajador James Walsh:
Los funcionarios políticos han encontrado en Fernández a un interlocutor articulado y locuaz, y bastante abierto a mantener reuniones privadas con la embajada — en marcado contraste con Kirchner.
El siguiente elogio no sólo premia su accesibilidad y discreción sino también su condición de hombre de centroderecha. Aparece en el cable confidencial 12218 del 4 de febrero del 2005, dedicado por completo a un mano a mano privado entre Fernández y el entonces embajador Lino Gutierrez, que concluye así:
Fernandez es un interlocutor útil para esta Embajada, y será una ayuda en los meses venideros mientras nos preparamos para la Cumbre. Habiendo sido descripto como un político de centro derecha, ha unido su suerte a la de los Kirchner y provee una dosis de realpolitik porteño a ese iglú en que se ha convertido la Casa Rosada desde la llegada de los pingüinos.
Dos años más tarde otro mano a mano con un embajador estadounidense, esta vez Wayne, motivó la redacción del cable confidencial 7357 del 5 de Febrero del 2007, en el que Fernández, lejos de desmentir su imagen de hombre de la centro derecha, se presenta a sí mismo como el más “procapitalista” de todo el kirchnerismo.
Fernández dijo que la Argentina mantiene una relación madura y respetuosa con Estados Unidos.(COMENTARIO: La descripción de Fernández de la relación bilateral ha sido usada — casi palabra por palabra — por otros funcionarios argentinos recientemente, aunque Fernández dijo que él estaba diciendo “más de lo que otros miembros del gobierno se animarían a decir” y se describió a sí mismo como el integrante más liberal, el más pro-capitalista de su gobierno. FIN DE COMENTARIO).
El piropo de Fernández no pasó inadvertido. Menos aún cuando el entonces jefe de gabinete se convirtió en el principal responsable de recomponer la relación entre el gobierno y la embajada después del incidente por la valija de Antonini Wilson. Da cuenta de ello el cable confidencial 9522 del 14 de febrero del 2008. El despacho diplomático señala que luego del incidente la relación con el embajador Wayne tuvo un upgrade a la categoría de almuerzo mensual con el esponsoreo, al menos en la primera cita, de un empresario que “asesora” a Fernández:
El embajador almorzó con Alberto Fernández (AF) el ministro que negoció una solución a las recientes dificultades entre Argentina y Estados Unidos. Fernández y el embajador acordaron empezar reuniones mensuales regulares para hablar temas bilaterales y tratar de manejar con éxito cualquier desafío que pueda presentarse. En este almuerzo en un hotel privado fue anfitrión un asesor cercano de Fernández del sector privado, Gustavo Cinosi, quien cumplió un rol vital como intermediario en la reconciliación entre Estados Unidos y Argentina.
Operador político de mesa chica, titiritero de Nisman, hombre de centroderecha, liberal y procapitalista, factótum de la reconciliación y de los almuerzos all inclusive. Todo eso era Alberto Fernández para la embajada. Y más: un verdadero “bombero todoterreno”. Por eso no puede sorprender el cable confidencial 9447, fechado 23 de julio del 2008, que con la firma de Wayne da cuenta de la salida de “AF”, como ya habían empezado a llamarlo, del gobierno de Cristina Kirchner
Para los líderes políticos y empresariales de la Argentina, AF era el tipo al que había que ir a ver para solucionar problemas y era visto cada vez más como el miembro más razonable y moderado del círculo de Kirchner. En los siete meses que lleva CFK en el gobierno ha actuado como el bombero todo terreno del gobierno argentino, consistentemente y visiblemente manejando la crisis del día…Nos parece lamentable que AF se vaya, siendo que era pro-estadounidense.
Sin embargo, la salida de Alberto Fernández no interrumpió su relación con el gobierno. Si bien al dejar funciones había perdido la capacidad para solucionar los problemas de la embajada con los gobiernos kirchneristas, eso que tanto le habían elogiado los estadounidenses, a cambio de esa virtud ofreció sus dotes de analista político. Y como tal, no dudó en pronosticar la derrota de Cristina Kirchner en las presidenciales del 2011. Y después dijo quién sería el próximo presidente de la República Argentina. Y la embajadora Vilma Martínez tomó nota y mandó ese nombre a Foggy Bottom, sede del Departamento de Estado en la capital estadounidense, en el cable 10638 del 20de noviembre del 2009. Y el resto es historia:
Alberto Fernández identificó al vice Julio Cobos como el próximo presidente de Argentina. Dijo que Cobos sigue siendo el político más popular del país y que está conservando esa ventaja con inteligencia…Por lo tanto las chances del peronismo en las próximas elecciones, según Fernández, son pobres.
Dos años más tarde Cristina Kirchner arrasaría con el 54 por ciento del voto en una elección a la que Cobos ni siquiera se presentó. Pero en el cable estadounidense antes citado Alberto Fernández no sería el único en fallar su pronóstico. El autor del cable, al describir a Fernández, estuvo lejos de anticipar en quién se convertiría.
Fernandez, 50, es bajo perfil y parece contento con operar en segundo plano mientras otros ocupan el protagonismo. Lo más que parece aspirar es a tener éxito como hacedor de presidentes detrás de la escena, lo cual podría restaurar su antigua reputación como el asesor político más influyente del país.