Marina Walker Guevara, periodista mendocina y editora ejecutiva del Pulitzer Center, es una figura clave en el periodismo de investigación global, reconocida por liderar la monumental investigación de los Panama Papers.
Nacida en Mendoza, Argentina, y egresada de la Universidad Nacional de Cuyo, Walker comenzó su carrera tras una pasantía fortuita en un canal de televisión local, lo que despertó su pasión por el periodismo. Su trayectoria incluye trabajos en medios como The Washington Post, Le Monde, The Miami Herald y la BBC, y ha sido galardonada con más de 50 distinciones, incluido un Premio Pulitzer.
Como vicedirectora del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), coordinó a cientos de periodistas en la investigación de los Panama Papers, una filtración de 11.5 millones de documentos que expuso cómo políticos, empresarios y celebridades utilizaban paraísos fiscales para evadir impuestos, ocultar activos y lavar dinero.
Actualmente, desde Washington, dirige el Pulitzer Center, promoviendo periodismo independiente y colaborativo, y participó en el festival Futuro Imperfecto en Buenos Aires, donde reflexionó sobre el futuro del periodismo y la inteligencia artificial.
Los Panama Papers, publicados el 3 de abril de 2016, marcaron un hito en el periodismo colaborativo. La filtración, originada por una fuente anónima conocida como “John Doe”, fue entregada al diario alemán Süddeutsche Zeitung, que compartió los 2.6 terabytes de datos con el ICIJ. Los documentos, provenientes del bufete panameño Mossack Fonseca, abarcaban cuatro décadas y revelaron 214,488 empresas offshore vinculadas a 140 figuras públicas, incluidos líderes como Mauricio Macri, Vladimir Putin y David Cameron, así como reyes, deportistas como Lionel Messi y escritores como Mario Vargas Llosa.
La investigación, que involucró a 376 periodistas de 77 países, expuso una “economía paralela” que beneficiaba al 1% privilegiado, desviando fondos que podrían haberse invertido en servicios públicos. Walker destacó la magnitud del trabajo en una entrevista reciente con el sitio Infobae: “Cientos de periodistas, varios países, muchos datos: el periodismo en todo su esplendor”, subrayando la colaboración transnacional y el uso de tecnología para procesar información. El impacto fue inmediato, con renuncias como la del primer ministro islandés Sigmundur Gunnlaugsson y reformas legales en varios países.
En la entrevista con Infobae durante el festival Futuro Imperfecto, Walker enfatizó la necesidad de colaboración periodística frente a redes criminales globales: “Cuando los chicos malos se organizan, los periodistas también deben hacerlo”. Explicó que, hace 20 años, los periodistas trabajaban como “lobos esteparios”, pero la globalización del crimen obligó a un cambio de paradigma. La investigación de los Panama Papers demostró que la solidaridad entre periodistas de medios rivales, combinada con herramientas tecnológicas como plataformas encriptadas y motores de búsqueda como Blacklight, permite abordar historias transnacionales complejas.
Walker también abordó el rol de la inteligencia artificial, que facilitó el análisis de grandes volúmenes de datos, pero insistió en que el periodismo debe mantener su rigor ético. Su optimismo radica en esta red global de colaboración: “Lo que me mantiene optimista es esa solidaridad global tan diferente de los aislacionismos políticos que estamos viendo a nivel de los gobiernos”, destacando la capacidad de los periodistas para superar fronteras y protegerse mutuamente frente a amenazas.
Sin embargo, Walker también reconoció los desafíos del periodismo moderno, especialmente en contextos autoritarios. Durante los Panama Papers, periodistas en países como Ecuador y Venezuela enfrentaron campañas de acoso y amenazas, lo que llevó al ICIJ a reforzar medidas de seguridad, como sistemas encriptados y monitoreo constante de servidores.
Walker defendió la independencia del periodismo, negándose a compartir datos con gobiernos: “No compartimos documentos con gobiernos, creemos que sería por fuera de nuestro deber periodístico”.
Además, criticó la “corrupción legalizada” en paraísos fiscales, prácticas que, aunque legales, son moralmente cuestionables por perpetuar inequidades.