Suchir Balaji, un exinvestigador de OpenAI de 26 años, fue encontrado muerto en su departamento de San Francisco el 26 de noviembre de 2024. Su muerte fue inicialmente clasificada como suicidio por las autoridades, pero su madre, Poornima Rao, ha cuestionado esta conclusión desde el principio. Recientemente, el 16 de marzo, Rao presentó nuevas pruebas, incluyendo imágenes de cámaras de seguridad (CCTV) que muestran a Balaji en su última aparición pública, afirmando que estas evidencias sugieren un posible encubrimiento y apuntan a un acto de juego sucio relacionado con sus actividades como denunciante contra OpenAI.
Balaji había abandonado OpenAI tras cuatro años de trabajo, tras filtrar públicamente las prácticas éticas dudosas de la compañía, especialmente el uso de material protegido por derechos de autor para entrenar a ChatGPT. Su madre sostiene que su hijo tenía documentos comprometedores contra la empresa y que planeaba dar entrevistas a los medios para exponer aún más estas irregularidades. Según Rao, las imágenes del CCTV, que muestran a Balaji entrando a su edificio con una bolsa de comida el día de su muerte, contradicen la narrativa de un hombre deprimido, y ella alega que las cámaras del ascensor y del garaje fueron desactivadas intencionalmente, lo que refuerza su teoría de una conspiración.
En las últimas semanas, la familia Balaji ha intensificado su campaña para reabrir el caso, contratando a patólogos externos, investigadores privados y realizando pruebas de drogas y alcohol que, según ellos, revelan inconsistencias en el informe oficial. Poornima Rao ha acusado a la policía de San Francisco de ignorar pruebas clave y ha pedido una investigación del FBI, afirmando que la muerte de su hijo fue un “asesinato planeado a largo plazo” motivado por su postura crítica contra OpenAI. Incluso figuras como Elon Musk han apoyado estas sospechas, sugiriendo que el caso no parece un simple suicidio.
A pesar de las afirmaciones oficiales del Departamento de Policía de San Francisco y la Oficina del Médico Forense, que en febrero de 2025 reiteraron que no había evidencia de homicidio y cerraron el caso, las nuevas pruebas presentadas por Rao han reavivado el debate público. La madre de Balaji insiste en que su hijo estaba lleno de vida y determinación, no de desesperación, y que su lucha por la ética en la inteligencia artificial pudo haberle costado la vida. Este caso sigue generando controversia, poniendo en el foco las tensiones entre los denunciantes y las grandes corporaciones tecnológicas.
