Por Guillermo Collini-
El 11 de julio un grupo de diputados del bloque de La Libertad Avanza (LLA) visitó a exrepresores de la última dictadura militar, detenidos en la cárcel de Ezeiza. Esto fue revelado por el portal La Política On Line el 16 de julio, apenas unos días después.
Los internos que fueron entrevistados por los diputados están condenados por delitos de lesa humanidad: torturas, robo de bebés, desapariciones y asesinatos. Algunos de los nombres más tristemente célebres de los que fueron visitados y entrevistados por los legisladores son, Alfredo Astiz, Raúl Guglielminetti, Carlos Suárez Mason y Adolfo Donda, entre varios otros. El motivo del encuentro fue para analizar estrategias tendientes a lograr prisiones domiciliarias para los que tienen más de 70 años, aunque en un principio el propio oficialismo intentó hacerla pasar por una visita humanitaria.
Los legisladores libertarios que participaron del encuentro fueron: Beltrán Benedit, Lourdes Arrieta, Alida Ferreyra, Guillermo Montenegro, María Fernanda Araujo y Rocío Bonacci.
Al principio la noticia no tuvo mucha repercusión en los grandes medios aunque dio pie a una sesión en la Cámara de Diputados el 6 de agosto para tratar la expulsión de los legisladores que visitaron la cárcel del sur bonaerense, iniciativa que finalmente no prosperó.
Sin embargo, horas antes de esa reunión una filtración tornó más contundente y le dio mayor fuerza al señalamiento de que no se trató de una simple visita humanitaria. Se trata de la foto del encuentro, donde posaron tanto los legisladores como los genocidas condenados.
La foto filtrada
La foto fue difundida por primera vez por el portal Data Clave y por el programa Argenzuela, emitido por C5N. A partir de su difusión el tema llegó a las portadas de los principales medios y plataformas de noticias.
La circulación viral de la foto generó una crisis dentro del bloque legislativo oficialista, con cruces de acusaciones y demandas judiciales que a su vez facilitaron una andanada de nuevas filtraciones, incluyendo mensajes del grupo de WhatsApp de los diputados desde donde planificaron la visita, fotos adicionales del encuentro en el penal e incluso un video que registra su ingreso al penal.
Acorralados, los diputados de LLA intentaron expulsar del bloque a la legisladora Lourdes Arrieta, a quien responsabilizaron por las filtraciones, pero la mendocina renunció antes de que lo consiguieran.
Mauro Federico es panelista de Argenzuela, director del portal Data Clave y pieza fundamental en la investigación periodística que destapó la trama de la visita a Ezeiza. Al ser consultado por FL sobre qué cambió con la publicación de la foto, Federico respondió: “La foto fue la demostración empírica de que la reunión existió y permitió develar también la existencia de un grupo organizado, no sólo para las visitas, sino para orquestar un plan de impunidad”.
Las otras filtraciones
Arrieta, quien formó parte de la comitiva que visitó a los represores, viene intentando despegarse del asunto desde que se hizo público y presentó una denuncia ante la Justicia para que se investigue el hecho.
Además de la denuncia, la diputada filtró los mensajes del chat de WhatsApp del grupo creado por el cura Javier Olivera Ravasi, hijo del represor Jorge Antonio Olivera. También, la lista de los participantes y los planes que se tejieron para la liberación de los genocidas.
El 20 de agosto en el Congreso Arrieta declaró: “Fuimos invitados un grupo de diputados a una visita que revestía carácter humanitario y para conocer las condiciones de detención de los internos. Nunca se nos informó cuál era la identidad de estas personas, tampoco se nos dio a conocer cuáles eran las condenas”. La diputada responsabilizó a su par, Beltrán Benedit, y al presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, por la organización de la visita.
Los audios filtrados de la pelea interna
El 22 de agosto una nueva filtración, esta vez de audio, salió a la luz y dejó expuesta a cielo abierto la interna y los cruces entre los legisladores. En una reunión del bloque de LLA, realizada el día anterior, se la escucha a la diputada Arrieta gritándoel a Martín Menem y al jefe de bloque, Gabriel Bornorini: “No tuvieron los huevos para defenderme cuando me tenían que defender. Yo pedí explicaciones y no tuvieron los huevos. Martín Menem, mirame. No tuviste los huevos”, les reclama. “Yo recibí amenazas de muerte y ustedes se estaban cagando de risa de mí. Me hicieron una cama”, afirma en medio de un ataque de nervios.
Luego de esa reunión, que terminó en un escándalo, Arrieta salió a los gritos afuera del despacho y fue filmada. Como consecuencia de esta reunión, la diputada denunció a su compañero, Nicolás Mayoraz, por violencia de género.
El 28 de agosto, estaba prevista una reunión del bloque de La Libertad Avanza en la que se trataría la expulsión de Lourdes Arrieta, pero la diputada se adelantó, renunció antes y armó su propio monobloque Fuerzas del Cielo-Espacio Liberal (FE).
La filtración del video de la visita
El 28 de agosto, el diario Clarín publicó la filtración del video de los diputados llegando en una combi oficial del Congreso e ingresando al penal de Ezeiza, sin pasar por el detector de metales.
Las imágenes son del día 11 de julio y el arribo de los legisladores quedó registrado .a las 14:30, según indicó el matutino.
La mirada de los DDHH
Pablo Llonto es abogado, referente de derechos humanos y querellante en causas por delitos de lesa humanidad. Al ser consultado por este medio sobre qué representó para él la revelación de la visita a Ezeiza y la publicación de la foto del encuentro, Llonto expresó.
“En lo personal fue una confirmación de muchas cosas. No es que haya impactado de una manera tremenda porque sabíamos que desde hace tiempo están elaborando una serie de materiales y trabajando con los defensores de los genocidas. De hecho el año pasado, abogados de lesa humanidad, vimos que habían proyectos de amnistía que anduvieron circulando en sus redes internas.
Otra cosa es el impacto que dio la foto y que se conocieran algunos detalles, por eso lo denunciamos inmediatamente por comisión de delito. Sobre todo por lo del personal del Sevicio Penitenciario. Por el descaro de los que entraron sin tener que cumplir con los requisitos, que sí tiene que cumplir cualquier familiar de un detenido. Se supo que todo fue armado por Benedit, pasando por el servicio penitenciario.
Desde lo político duele, porque es ver que intentan reivindicar a estos genocidas llamándolos héroes. Causa una reacción de salir a contestarles rápido para que ese discurso no quede como aceptado y como verdadero. Lo tienen desde hace más de 20 años. La abogada (María Laura) Olea y el abogado Saint Jean, están detrás de esto”.
Sobre el estado de las causas en curso por delitos de lesa humanidad, luego de la asunción del Gobierno de Milei, el abogado de derechos humanos respondió:
“Por suerte, el proceso de Memoria Verdad y Justicia y las políticas de Estado de delitos de lesa humanidad, se mantienen muy sólidos.
Lo que se veía venir, es que el Ejecutivo intentara desarmar y desactivar todas las oficinas que brindaban aportes en investigación al tema del desarrollo de los juicios. Desde el 10 de diciembre, el ejecutivo está echando gente y desarmando equipos. Es ahí donde es más duro el golpe.
Desde lo judicial uno podía suponer que algún juez cruzara algún límite, pero los juicios continúan. Tenemos los juicios de lunes a viernes en todo el país. El tema de las sentencias, en estos ocho meses, han tenido el mismo promedio que en años anteriores. Hemos tenido cinco sentencias y muy pocas absoluciones.
Este es un punto que tiene mucho consenso en la sociedad argentina. Es muy difícil visualizar que cualquier jugada que quieran llevar a la justicia les va a salir bien. Jueces, fiscales, camaristas y la propia Corte han sostenido las 326 sentencias y continúan los procesamientos tanto de genocidas uniformados, como de civiles.
Mariana Katz, es abogada de derechos humanos y miembro del Servicio de Paz y Justicia de Argentina (SERPAJ) que encabeza el premio Nóbel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. Al ser consultada por FL, Katz dio su opinión sobre la visita de los legisladores a Ezeiza.
“La reacción fue estupor. Hay cosas que uno creía que no iban a volver a pasar en este país. Se sintió mucha bronca, como si les importara tres carajos las víctimas, perdón la expresión. Hablar de los genocidas como si ellos fueran presos políticos, eso indigna y mucho. Porque eso es claramente desconocer el sufrimiento de las víctimas, que hasta la actualidad lo siguen padeciendo, porque los genocidas nunca han dicho dónde están los cuerpos de las personas que han secuestrado. Lo mismo pasa con el tema de los hijos que todavía no recuperaron su identidad y que al día de hoy desaparecidos. Porque, si bien no los no los mataron, la realidad es que no tienen el derecho a su identidad y su familia a saber qué pasó con esos chicos”.