Por Stanley Luna
Una libreta que contiene nombres, apodos y números telefónicos que harían referencia a narcotraficantes sudamericanos, más otros nombres de lugares donde, según las investigaciones, se planificó el crimen del exfiscal paraguayo Marcelo Pecci Albertini, cometido en mayo de 2022 en una isla colombiana, fue filtrada por fuentes judiciales al periódico El Colombiano y refuerza la hipótesis de que en el magnicidio participó una estructura de crimen organizado transfronterizo.
La libreta de bolsillo se presume que perteneció a Francisco Luis Correa Galeano, el principal testigo en el asesinato de Pecci Albertini, quien también fue asesinado en una riña el pasado 3 de enero, en una celda de la cárcel La Picota, en Bogotá, mientras negociaba su salida en libertad condicional por su buen comportamiento en prisión y por un acuerdo con la fiscalía colombiana al delatar a otros implicados, entre los cuales también vinculó como sospechoso al expresidente paraguayo Horacio Cartes (2013-2018). Esta colaboración con las autoridades colombianas evitó que el fallecido fuese condenado por homicidio agravado y sólo cumplía una pena de seis años por los delitos de tráfico de armas y amenazas a funcionarios públicos.
El documento fue entregado a las autoridades colombianas por un conocido de Correa Galeano y, aunque no ha sido sometido a pericias grafológicas, las anotaciones que contiene y que publicó El Colombiano coinciden con información en poder de la Fiscalía General de la Nación de Colombia: nombres de sospechosos del crimen y menciones de lugares de las ciudades de Cartagena y Medellín, donde se planificó el magnicidio y operan estructuras del crimen organizado. Hasta el momento, por este caso, han sido condenadas cuatro personas y otras todavía están bajo investigación. Correa Galeano fue el único que confesó haber intermediado entre narcotraficantes y sicarios para cometer el crimen.
Pecci Albertini era un fiscal anticorrupción y lavado de dinero, designado para investigar a criminales de alto perfil en Paraguay. Fue asesinado de tres disparos propiciados por un hombre, el 10 de mayo de 2022, mientras estaba de luna de miel con su esposa, la periodista Claudia Aguilera, en la isla de Barú, cerca de Cartagena de Indias, Colombia. Apenas dos meses antes del crimen, el fiscal había participado de la “Operación A Ultranza Y”, un procedimiento en Paraguay que consistió en una incautación millonaria de bienes a una red de crimen organizado encabezada por Miguel Ángel Insfrán, alias Tío Rico, y que terminó en la detención de cinco de sus familiares. En ese momento, Tío Rico estaba prófugo, pero tras las investigaciones de su supuesta participación en el asesinato del fiscal como represalia por las capturas de sus parientes, fue encontrado en Brasil y fue extraditado a Paraguay en febrero de 2023.
Las anotaciones y sus conexiones
En la nota de El Colombiano, el periodista Nelson Ricardo Matta Colorado destaca seis anotaciones que contienen sobrenombres de personas, que luego vinculó con sobrenombres de narcotraficantes; y también de lugares colombianos cuya existencia verificó. Una de estas anotaciones dice lo siguiente: “Tío Tío. Hotel El Faro. Rodadero. St Marta” y “Señor Marset. El Uruguayo. Park Hotel. Sta Marta”. Según el periodista, “Tío” puede hacer referencia al sobrenombre de Insfrán; y “El Uruguayo” supone que podría ser Sebastián Marset, un narcotraficante prófugo uruguayo que ha sido acusado de operar en la triple frontera de Argentina, Bolivia y Paraguay, y también de ser sospechoso del magnicidio. El periodista también corroboró que los lugares a los que hace mención la libreta, Hotel El Faro y Park Hotel, aparecen registrados como parte de un circuito turístico en El Rodadero, en Santa Marta, Colombia.
Otra de las anotaciones de la libreta dice: “Cristian. Puesto 12. Minorista. El veneco”, que, de acuerdo con el periodista, podría referirse al venezolano Cristian Camilo Monsalve Londoño, quien fue condenado junto a su madre, Marisol Londoño, a 23 años de prisión por haber sido contratados para darle seguimiento al fiscal Pecci Albertini, viajando a la isla de Barú y fingiendo ser turistas. En cuanto a “Minorista”, podría referirse a la Plaza Minorista, ubicada en Medellín, donde las investigaciones señalan que se planeó el magnicidio, se buscaron a los sicarios y también se les pagó.
Una cuarta anotación de la libreta podría apuntar a más involucrados en el caso. Esta dice “Grabiel Carlos. Hotel Stil. Cartagena”, posibles referencias a Gabriel Carlos Luis Salinas Mendoza, un venezolano acusado de conducir una moto acuática junto a otro compatriota llamado Wendre Still Scott, medio por el cual llegaron a la playa de Barú para matar a Pecci. Still Scott fue condenado a 23 años de prisión en 2022. Las investigaciones apuntan a que Correa Galeano se reunió con él y Salinas Mendoza en el Hotel Stil -que El Colombiano corroboró que existe en Cartagena- para planear el asesinato del fiscal.
Al mismo tiempo, en la libreta filtrada se hace referencia a las dos bandas del crimen organizado más antiguas del Valle de Aburrá, en Antioquia, el departamento de donde era originario Correa Galeano: la Oficina y La Terraza. Y da direcciones de lugares en el municipio de Envigado, siempre en el valle de Aburrá; y de la comuna Manrique, en Medellín, donde las estructuras criminales mencionadas también tienen centros de operación. Asimismo, en la librea figura una anotación que dice “Caín. El Evangélico. Tarazá”, que haría referencia a Emiliano Alcides Osorio Macea, alias Caín, jefe de “Los Caparros”, una organización criminal formada por narcoparamilitares disidentes del Clan del Golfo, que forma parte del conflicto interno colombiano. Mientras que “El Evangélico” podría ser Jhon Freddy Miranda Galán, tercero al mando de Los Caparros, condenado a 18 años por homicidio y otros delitos.
En un análisis que el sitio especializado en violencia, Insight Crime, hace sobre el asesinato de Correa Galeano y la posterior filtración de la libreta, el medio señala que este caso expone el alcance “mortífero” del crimen organizado en el continente y la evolución “significativa” que el crimen transnacional ha tenido entre Colombia y Paraguay, al punto de cruzar fronteras para “eliminar” lo que consideren amenazas en sus operaciones. Insight Crimen destaca que la colaboración de criminales entre ambos países data desde el 2000, cuando informes oficiales señalaron que presuntamente las desmovilizadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) entrenaron en uso de explosivos y tácticas de secuestro al Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).
“La controvertida muerte del testigo clave del fiscal paraguayo en una cárcel de Colombia envía un mensaje a quienes intenten entregar información futura a la instituciones judiciales y abre un nuevo capítulo en las conexiones transnacionales entre el sur y norte del continente”, concluye Insight Crimen.