Archivos confidenciales filtrados indican que la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) fue infiltrada por un espía británico veterano que se atribuye haber impulsado las sanciones contra Irán. Los documentos refuerzan la acusación de la República Islámica de que el organismo nuclear actuó en complicidad secreta con sus enemigos.
Según archivos revisados por The Grayzone, un conocido agente del MI6 británico infiltró la OIEA en nombre del Reino Unido. Se trata de Nicholas Langman, un experimentado operador de inteligencia que se atribuye haber contribuido a diseñar la guerra económica de Occidente contra Irán.
El nombre de Langman surgió en reportajes que lo vinculan con operaciones de encubrimiento tras la muerte de la princesa Diana, y más tarde fue acusado por las autoridades griegas de supervisar el secuestro y tortura de migrantes paquistaníes en Atenas. En ambos casos, el gobierno británico emitió órdenes de censura que prohibían a la prensa divulgar su identidad, aunque medios griegos confirmaron que Langman fue uno de los agentes retirados de la embajada británica en Grecia.
The Grayzone halló el currículum de Langman entre documentos filtrados sobre las operaciones de Torchlight, una fachada de inteligencia del Reino Unido. Allí se revela que el veterano oficial del MI6 “dirigió grandes equipos interinstitucionales para identificar y neutralizar la proliferación de tecnología nuclear, química y biológica, incluso mediante medios técnicos innovadores y sanciones”. También indica que colaboró con la OIEA y la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) para evitar la proliferación de armas de destrucción masiva.
Langman asegura que desempeñó un papel clave en la organización del régimen de sanciones contra Irán entre 2010 y 2012, construyendo “relaciones altamente eficaces” con funcionarios de EE.UU., Europa, Medio Oriente y Asia para coordinar estrategias. En su biografía, afirma que este trabajo permitió el “gran éxito diplomático” del acuerdo nuclear con Irán.
El supuesto rol de Langman dentro de la OIEA respalda las acusaciones iraníes de que el organismo colaboró con Occidente e Israel para socavar su soberanía. Teherán ha denunciado que la OIEA proporcionó a la inteligencia israelí los nombres de sus principales científicos nucleares —lo que facilitó su asesinato— y compartió información crítica sobre las instalaciones que fueron bombardeadas en junio por EE.UU. e Israel.
El 12 de junio, la OIEA, dirigida por Rafael Grossi, emitió un informe fuertemente politizado con acusaciones recicladas contra Irán por supuestas violaciones al Tratado de No Proliferación. Al día siguiente, Israel lanzó ataques que dejaron un saldo de nueve científicos nucleares iraníes asesinados, junto a altos mandos militares y cientos de civiles.
El exvicepresidente iraní de Asuntos Estratégicos, Javad Zarif, pidió la destitución de Grossi, acusándolo de haber “facilitado la masacre de inocentes”. El 28 de junio, Irán rompió relaciones con la OIEA, negando el ingreso a los inspectores internacionales.
Aunque las autoridades iraníes tal vez no conocían el rol de Langman, en Teherán no sorprendió que la agencia nuclear haya sido infiltrada por servicios de inteligencia occidentales.
Censura oficial en el Reino Unido
En 2016, Langman fue nombrado Compañero de la Orden de San Miguel y San Jorge, el mismo honor que recibe el ficticio James Bond. Pero para entonces, ya había sido públicamente expuesto como agente del MI6 en al menos dos ocasiones.
Primero, en 2001, el periodista Stephen Dorril reveló que Langman había llegado a París semanas antes del accidente que causó la muerte de Diana, y que se le había encargado una “operación informativa” para desviar las sospechas de la implicación del MI6. Luego, en 2005, fue acusado formalmente por Grecia de estar involucrado en el secuestro y tortura de 28 trabajadores paquistaníes en Atenas. Las víctimas —golpeadas brutalmente y amenazadas con armas— aseguraron que sus interrogadores eran británicos.
Cuando los medios griegos identificaron a Langman como el agente responsable, la prensa británica acató una orden de censura (conocida como “D-notice”) y evitó nombrarlo. Aunque Londres negó toda participación, en enero de 2006 admitió que agentes del MI6 estuvieron presentes, aunque “no participaron activamente”.
Tras ser retirado de Grecia, Langman fue designado jefe del Departamento de Irán en la Cancillería británica, lo que demuestra su valor estratégico para el MI6 pese a las acusaciones.
Arquitecto del “máximo presión”
Entre 2006 y 2008, Langman lideró el área de Irán del Ministerio de Exteriores británico. Durante ese período, trabajó para “generar confianza” en evaluaciones sobre el programa nuclear iraní entre agencias europeas, estadounidenses y de Medio Oriente, sugiriendo cooperación con el Mossad israelí.
En abril de 2006, Irán anunció que había enriquecido uranio por primera vez, aunque negó cualquier fin militar. Esta declaración pudo haber desencadenado las acciones de Langman. Cabe señalar que un informe de inteligencia estadounidense de 2007 afirmó con “alta confianza” que Irán había detenido todo programa de armas nucleares en 2003, una evaluación que incluso compartía el Mossad.
Sanciones coordinadas desde adentro
Entre 2010 y 2012, el clima internacional contra Irán se endureció drásticamente, coincidiendo con el cargo de Langman en el Centro de Contraproliferación del Reino Unido. Su biografía sugiere que desde allí ayudó a influir sobre la OIEA y otras entidades multilaterales para aislar diplomáticamente a Teherán.
En junio de 2010, la ONU adoptó la Resolución 1929 que congeló activos iraníes y restringió sus vínculos bancarios. Un mes después, EE.UU. impuso la Ley de Sanciones Integrales contra Irán, que fue replicada por aliados occidentales con medidas incluso más severas. En 2012, la UE expulsó a bancos iraníes del sistema SWIFT y prohibió múltiples servicios financieros y comerciales.
Pese a la falta de pruebas concretas, Langman —según su CV— se atribuye haber contribuido a legitimar las sospechas contra Irán en foros internacionales.
De inspecciones a asesinatos
Tras las sanciones, en 2015 se firmó el acuerdo nuclear (JCPOA), en el cual Irán aceptó limitar su actividad nuclear a cambio de alivio económico. La OIEA obtuvo acceso casi total a sus instalaciones, recolectando fotos, datos y documentos confidenciales. Irán acusa que la agencia filtró información clave a Israel, incluyendo la identidad de Mohsen Fakhrizadeh, “padre” del programa nuclear, asesinado en 2020 por el Mossad con una ametralladora teledirigida.
Documentos internos filtrados en junio sugieren que Rafael Grossi mantiene estrechos lazos con Israel, que lo habrían ayudado a llegar a la dirección de la OIEA. En una entrevista con Fox News el 24 de junio, Grossi no negó haber afirmado que “900 libras de uranio enriquecido” fueron trasladadas a un sitio antiguo en Isfahán. Solo dijo: “no tenemos información sobre su paradero”.
Antes de la gestión de Grossi, todo indica que la OIEA ya había sido comprometida por inteligencia británica. Hasta el momento, el organismo no respondió a las consultas de The Grayzone sobre su relación con Langman y el MI6.