El empresario argentino Eduardo Elsztain –conocido como “el dueño de los shoppings” por su control del gigante inmobiliario IRSA– quedó expuesto en las mega filtraciones de los Panama Papers (2016) y Paradise Papers (2017) por su participación en estructuras offshore. Estas revelaciones sacaron a la luz una compleja red de sociedades en paraísos fiscales vinculadas a sus negocios, generando preguntas sobre la legalidad y la ética de estas operaciones. A continuación, un perfil del magnate y un repaso de cómo las filtraciones internacionales documentaron su imperio financiero oculto, desde los antecedentes hasta las implicancias finales.
Magnate inmobiliario y financiero
Eduardo Sergio Elsztain (nacido en 1960) es uno de los hombres de negocios más poderosos de Argentina. Actualmente preside IRSA –la mayor empresa de bienes raíces del país–, el Banco Hipotecario (entidad financiera parcialmente estatal) y la compañía agropecuaria Cresud, entre otras firmas. Su grupo controla numerosos centros comerciales emblemáticos (Alto Palermo, DOT Baires, Paseo Alcorta, Patio Bullrich, Abasto, Alto Avellaneda, entre otros) así como hoteles de lujo (Sheraton Libertador, Intercontinental, Llao Llao). Gracias a este conglomerado, Elsztain se ganó el apodo de “dueño de los shoppings” en Argentina. También ha incursionado en finanzas y agricultura, y es reconocido por su cercanía al poder político: figura entre los empresarios con mejor llegada al gobierno del expresidente Mauricio Macri.
La carrera de Elsztain despegó en la década de 1990, cuando recibió el respaldo del magnate húngaro-estadounidense George Soros para invertir en bienes raíces durante la crisis argentina. Soros se convirtió en su socio en varios emprendimientos internacionales, cimentando la expansión de IRSA. De hecho, Soros y Elsztain compartieron participación en fondos de inversión destinados a mercados emergentes –como se detalla más adelante– y mantuvieron una alianza estratégica en aquellos años. Bajo el liderazgo de Elsztain, IRSA construyó un imperio que abarca shopping centers, torres de oficinas, desarrollos inmobiliarios y participación en proyectos agrícolas y financieros. Sin embargo, parte de este imperio financiero se estructuró a través de complejas sociedades offshore en jurisdicciones opacas (como Islas Bermudas, Isla de Man, Islas Vírgenes Británicas y otras) que garantizan el secreto bancario. Las filtraciones globales conocidas como Panama Papers y Paradise Papers permitieron asomarse por primera vez a ese entramado societario oculto.
Las mega filtraciones offshore: Panama Papers y Paradise Papers
En abril de 2016 estalló el escándalo de los Panama Papers, una filtración masiva de 11,5 millones de documentos del bufete panameño Mossack Fonseca, especializado en la creación de compañías en paraísos fiscales. Los archivos, obtenidos por el diario alemán Süddeutsche Zeitung y compartidos a través del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), expusieron las cuentas secretas y sociedades offshore de centenares de políticos, empresarios y celebridades a nivel mundial. Argentina no fue la excepción: entre 570 nombres argentinos emergieron desde el entonces presidente Mauricio Macri hasta figuras del mundo empresario de primera línea. En esa lista también apareció Eduardo Elsztain, revelando por primera vez su participación en una red de sociedades fuera del país. La investigación local fue llevada adelante por periodistas de La Nación, Perfil y otros medios miembros del ICIJ, y sus hallazgos quedarían recopilados en el libro ArgenPapers de Santiago O’Donnell y Tomás Lukin.
Un año y medio más tarde, en noviembre de 2017, una nueva megafiltración denominada Paradise Papers volvió a poner bajo la lupa el rol del poder económico argentino en guaridas fiscales. Esta vez se trató de 13,4 millones de archivos internos del estudio jurídico Appleby, uno de los más exclusivos proveedores de servicios offshore con sede central en Bermudas. De la mano del ICIJ, los documentos de Paradise Papers expusieron cómo multinacionales, líderes políticos y empresarios emplearon intrincadas estructuras en paraísos fiscales para mover fortunas fuera del escrutinio público. Al menos tres grandes empresarios argentinos destacaron en esas revelaciones: Marcelo Mindlin (Pampa Energía), Marcos Galperin (Mercado Libre) y el propio Eduardo Elsztain. La filtración mostró que Mindlin usó una sociedad en Islas Caimán para comprar activos por US$302 millones, Galperin recurrió a una offshore en Islas Vírgenes Británicas para invertir en el agro, y Elsztain estructuró parte de su holding mediante compañías y fideicomisos en Bermudas e Isla de Man. Estas revelaciones confirmaron que las prácticas detectadas en Panama Papers no eran aisladas, sino parte de un patrón sistemático entre la élite empresarial argentina.
Panama Papers (2016): primeras revelaciones de ArgenPapers
La presencia de Elsztain en los Panama Papers quedó documentada en los archivos de Mossack Fonseca analizados por el equipo argentino del ICIJ. Según ArgenPapers, libro publicado en 2017 poco después de la filtración, Argentina figuraba destacada en el mundo offshore: 135 sociedades offshore eran controladas por 74 grandes empresarios, políticos, abogados y hasta futbolistas, distribuidas en 17 jurisdicciones opacas. Elsztain aparece en ese listado junto a Marcelo Mindlin como titular de un entramado de compañías radicadas en paraísos fiscales, utilizadas para canalizar inversiones inmobiliarias en Venezuela a fines de los años 90. En efecto, documentos internos de Mossack Fonseca registran el acta de una asamblea de accionistas del Fondo de Valores Inmobiliarios de Venezuela (años 1996-1997), donde varias sociedades offshore vinculadas a Elsztain y sus socios actuaron como inversionistas.
En dicha operación, Eduardo Elsztain figuró como representante de tres empresas offshore: IRSA International Limited y Quantum Industrial Partners –registradas en las Islas Vírgenes Británicas–, y Geosor Corporation, domiciliada en Estados Unidos. Estas sociedades funcionaron como vehículos de inversión extraterritorial para adquirir participación en el fondo inmobiliario venezolano. Por su parte, Marcelo Mindlin (entonces socio de Elsztain) apareció en los mismos documentos representando a Emerging Dolphin Limited, una sociedad constituida bajo las leyes de la Isla de Man. Otro nombre ligado a la operación fue el del magnate británico Joseph Lewis –dueño de extensas tierras en la Patagonia argentina–, quien fue identificado como titular de dos compañías registradas en Bahamas (Lago Escondido Inc. y Lago Escondido Corp.).
La participación del magnate George Soros resultó asimismo notable en esta trama: Soros, a través de su fondo Quantum Partners, habría aportado capital para estas inversiones conjuntas en Venezuela. De hecho, Elsztain reconoció que Soros fue un socio clave en aquella incursión internacional, orientada a negocios inmobiliarios. Irónicamente, la propia fundación filantrópica de Soros (Open Society Foundations) figura entre los financiadores del ICIJ, el consorcio periodístico que destapó los Panama Papers. Si bien la tenencia de estas sociedades offshore no implica por sí misma un delito, las revelaciones de Panama Papers sacaron a la luz por primera vez cómo parte del grupo Elsztain operaba en la sombra societaria global. El caso venezolano de 1997 mostró un ejemplo concreto: a través de entidades en BVI, Bahamas, Isla de Man y EE.UU., Elsztain y sus socios internacionales canalizaron fondos fuera de la Argentina para ampliar su negocio inmobiliario regional.
Paradise Papers (2017): estructuras en Bermudas y la Isla de Man

Isla de Man
La investigación de Paradise Papers, publicada en noviembre de 2017, amplió el panorama sobre las finanzas offshore de Elsztain. De acuerdo con documentos de Appleby obtenidos por Süddeutsche Zeitung y analizados por el ICIJ, IRSA y el holding de Elsztain habían establecido vehículos de inversión en Bermudas y Isla de Man, jurisdicciones caracterizadas por su opacidad financiera. En particular, se identificó que Elsztain fue accionista del fondo Latin America Capital Partners II LP, registrado en Bermudas el 25 de septiembre de 1997. Este fondo, dedicado al private equity en América Latina, operó hasta su cierre en 2009 y contaba también con la participación de George Soros. Elsztain aparece en los registros de Latin America Capital Partners II a partir de 2006, compartiendo sociedad con Soros en lo que –según afirmó el propio empresario– era un vehículo para inversiones inmobiliarias en la región. Es decir, una porción de la expansión de IRSA en los 90 y 2000 se financió mediante este fondo offshore con base en Bermudas, lejos de los controles fiscales argentinos.
Otro esquema relevado en Paradise Papers es el Elsztain Realty Partners Master Fund LP, identificado en la base de datos de Appleby como un fondo de inversión offshore asociado al Grupo IRSA. Si bien no se difundieron todos los detalles de esta entidad, su mera existencia refuerza la idea de que las compañías offshore no eran accesorios marginales, sino parte central del negocio de Elsztain. De hecho, los archivos de Appleby incluyen una hoja de cálculo de 2003 donde Elsztain figura como manager tanto de Consultores Asset Management S.A. (una sociedad local del grupo IRSA) como de Consultores Management Company Limited (su espejo offshore). Ambas firmas –una domiciliada en Buenos Aires y la otra en algún paraíso fiscal– aparecían vinculadas al Dolphin Global Fund, un fondo registrado en Isla de Man con activos por 400 millones de dólares. Dolphin fue históricamente el vehículo financiero a través del cual Elsztain y Mindlin captaron capitales en los años 90 para construir su imperio: con ese fondo de inversión recaudaron dinero local y del exterior para adquirir inmuebles, empresas y activos financieros, dando origen a IRSA y otras compañías del grupo. En 2003, los caminos de ambos socios se separaron –Elsztain se quedó con IRSA y Mindlin continuó manejando Dolphin–, pero documentos filtrados revelan que años después Elsztain mantuvo vínculos con nuevos fondos offshore de características similares. Incluso, según consta en comunicaciones bursátiles de 2013, el empresario reflotó un vehículo llamado Dolphin Fund Ltd. para inyectar 75 millones de dólares en proyectos de IRSA, demostrando la persistencia de estas estructuras en su estrategia financiera.
En suma, Paradise Papers expuso cómo Eduardo Elsztain continuó apoyándose en jurisdicciones opacas para estructurar su holding. Los nombres de las sociedades Latin America Capital Partners II LP (Bermudas) y Elsztain Realty Partners Master Fund LP pasaron a engrosar la lista de entidades offshore asociadas a IRSA, junto con el ya mencionado Dolphin Global Fund (Isla de Man). Estas compañías se suman a las reveladas en Panama Papers (IRSA International Ltd, Quantum Industrial Partners, Geosor, Emerging Dolphin, etc.), pintando un mapa que abarca paraísos fiscales del Caribe, Europa y Norteamérica. A continuación, resumimos las principales sociedades offshore vinculadas a Elsztain que surgieron de las filtraciones, junto a sus jurisdicciones y épocas de actividad documentadas:
- IRSA International Limited – Islas Vírgenes Británicas (activa en 1997; inversión inmobiliaria en Venezuela).
- Quantum Industrial Partners – Islas Vírgenes Británicas (activa en 1997; co-inversión con Soros en Venezuela).
- Geosor Corporation – Estados Unidos (Delaware) (activa en 1997; vehículo de inversión ligado a Soros).
- Emerging Dolphin Limited – Isla de Man (activa en 1997; fondo Dolphin para inversiones de Elsztain/Mindlin).
- Lago Escondido Inc. / Lago Escondido Corp. – Bahamas (activas en 1997; sociedades de Joseph Lewis asociadas al proyecto venezolano).
- Latin America Capital Partners II LP – Bermudas (1997–2009; fondo de capital privado donde Elsztain fue accionista desde 2006, socio de Soros).
- Elsztain Realty Partners Master Fund LP – (Jurisdicción confidencial, en registros de Appleby ca. 2003; fondo offshore del Grupo IRSA).
- Consultores Management Co. Ltd. – (Paraíso fiscal no especificado, activa en 2003; vinculada a Dolphin Global Fund y Consultores Asset Mgmt. de IRSA).
- Dolphin Global Fund – Isla de Man (activo en 2003; fondo de inversión de ~US$400 millones, sucesor del Dolphin original de los 90).
(Nota: Otras sociedades reveladas en Paradise Papers, como Pampa Inversiones S.A. (Uruguay) e Inversiones Argentina I Ltd. (Caimán), fueron estructuras armadas por Appleby para Marcelo Mindlin, socio y antiguo aliado de Elsztain, pero no estaban directamente a nombre de Elsztain.)
Mossack Fonseca y Appleby: los estudios jurídicos facilitadores
Tanto los Panama Papers como los Paradise Papers tuvieron en su centro a buffetes de abogados especializados en servicios offshore. En el caso de Panamá, el protagonista fue Mossack Fonseca, una firma panameña que operó durante décadas montando sociedades pantalla para clientes de todo el mundo. Mossack Fonseca registraba compañías en jurisdicciones como Panamá, Bahamas, Islas Vírgenes Británicas, Seychelles y un largo etcétera, ofreciendo anonimato a los verdaderos dueños de los activos. De sus oficinas salieron la mayoría de las sociedades opacas mencionadas en los Panama Papers –incluidas algunas del entorno de Elsztain–, hasta que el escándalo internacional en 2016 precipitó su cierre.
Por su parte, la filtración de Paradise Papers giró en torno al estudio Appleby, fundado en Bermudas y con presencia en múltiples paraísos fiscales (Isla de Man, Islas Caimán, Hong Kong, entre otros). Appleby, con más de 700 empleados, se preciaba de brindar servicios legales y financieros a la élite mundial, diseñando estructuras corporativas complejas a medida de las necesidades de sus clientes ricos y poderosos. La investigación reveló que estudios jurídicos como Appleby crean entramados societarios cuyo fin puede ser ocultar la identidad del beneficiario final de los bienes, lograr una “optimización fiscal” –es decir, pagar menos impuestos aprovechando ventajas arbitrales– o directamente evadir impuestos de forma ilegal. Para ello emplean un abanico de vehículos: sociedades comerciales, fideicomisos (trusts) y fundaciones privadas, entre otros. En el caso de Appleby, la filtración mostró cómo este bufete montó sociedades en cadena para clientes argentinos, como las usadas por Mindlin en 2011 para adquirir empresas energéticas mediante Uruguay y Caimán. En cuanto a Elsztain, Appleby administraba los fondos en Bermudas e Isla de Man mencionados anteriormente, registrándolos y brindando soporte legal para su operación confidencial.
Ambos estudios –Mossack Fonseca y Appleby– fueron las “fábricas” de offshore que posibilitaron las maniobras financieras de cientos de clientes, incluyendo a Elsztain. Operaban en la zona gris de la legalidad: si bien constituir sociedades en paraísos fiscales es en principio legal, estas firmas ofrecían un secreto casi absoluto que podía facilitar conductas ilícitas (evasión fiscal, lavado de activos, pago de sobornos) detrás de la fachada de legalidad. Las filtraciones masivas abrieron una ventana sin precedentes a esos archivos internos, mostrando con nombres concretos cómo funcionan los engranajes de la industria global de la evasión.
Implicaciones legales y éticas de las operaciones offshore
En Argentina, la mera tenencia de una sociedad offshore no constituye delito siempre y cuando se declare ante las autoridades fiscales y no se utilice para fines ilícitos. De hecho, muchas compañías sostienen que utilizan estructuras en el exterior para facilitar inversiones internacionales o por seguridad jurídica. El propio Grupo IRSA señaló, tras Paradise Papers, que Elsztain actualmente no mantiene nexos con ciertos fondos en el exterior –por ejemplo, negó vínculos vigentes con el fondo de Isla de Man–, intentando minimizar preocupaciones. Sin embargo, la utilización sistemática de paraísos fiscales por parte de empresarios y funcionarios genera sospechas de evasión impositiva y ocultamiento de patrimonio. La peor cara del sistema offshore es justamente que posibilita la evasión fiscal, el lavado de dinero y la corrupción, al brindar una capa de opacidad que dificulta el seguimiento del dinero ilícito.
Diversos informes han cuantificado el impacto económico de este fenómeno. Se estima que la riqueza financiera offshore de argentinos equivale a entre un 40% y 80% del PBI del país. Esa masiva fuga de capitales provoca una merma en la recaudación fiscal: Argentina pierde cada año ingresos tributarios cercanos al 4,4% de su PBI debido a maniobras de elusión y evasión mediante guaridas fiscales. En el escenario global, organismos como el G20, la OCDE y la OMC han incrementado la presión para desmontar estos refugios fiscales, instando a las jurisdicciones opacas –a menudo protegidas por potencias mayores– a que reduzcan el secreto financiero y los privilegios impositivos que atraen fortunas ilícitas.
Las revelaciones de Panama Papers y Paradise Papers también tuvieron consecuencias institucionales. En Argentina, encendieron las alarmas de los entes reguladores y judiciales. Por ejemplo, la Oficina Anticorrupción exigió explicaciones a los ministros de Macri involucrados en Paradise Papers (Luis Caputo y Juan José Aranguren) sobre sus roles en sociedades offshore y su inclusión (o falta de) en declaraciones juradas. El caso de Luis Caputo fue paradigmático: tras revelarse que manejó un fondo en Caimán no declarado, fue imputado por la justicia por presunta omisión maliciosa en su declaración patrimonial y otros delitos financieros. Estos episodios mostraron que, más allá del costo reputacional, las filtraciones pueden acarrear consecuencias legales para quienes no hayan blanqueado sus activos externos.
En el caso de Eduardo Elsztain, hasta el momento no se han reportado sanciones legales concretas derivadas de las filtraciones. Sus operaciones offshore podrían encuadrarse dentro de la legalidad si fueron debidamente informadas al fisco (especialmente en el marco del blanqueo de capitales que Argentina implementó en 2016). No obstante, el impacto ético y político es innegable. Que uno de los empresarios más prominentes del país haya estructurado “en la oscuridad” parte de su imperio económico –eludiendo las cargas impositivas locales– alimenta la percepción de privilegios e inequidad.
Tras Panama Papers y Paradise Papers, el tema de las offshore ingresó de lleno en la agenda pública argentina. Las filtraciones, amplificadas por libros como ArgenPapers y por investigaciones periodísticas, sacaron a la luz una “Argentina offshore” que operaba en las sombras. Figuras como Elsztain, Mindlin, Galperin –así como políticos y financistas– quedaron expuestas ante la opinión pública, debiendo explicar el por qué de sus sociedades en el exterior. Si bien muchos argumentan fines legítimos (diversificación de inversiones, protección ante la inestabilidad local), la frontera entre elusión (aprovechar resquicios legales) y evasión (franca ilegalidad) resulta difusa en estos casos.
Fuentes: Documentos de Panama Papers (Mossack Fonseca) y Paradise Papers (Appleby) vía ICIJ; Libro “ArgenPapers” (2017) de S. O’Donnell & T. Lukin; Artículos de Página/12, Perfil y otros medios de Argentina.