Filtración masiva expone el corazón del Proyecto 2025

Filtraciones

En las últimas semanas, una filtración masiva de datos sacudió al think tank conservador Heritage Foundation y a su ambicioso Proyecto 2025, el plan de gobierno de EE.UU. diseñado para una segunda presidencia de Donald Trump. La filtración, divulgada por la organización DDoSecrets, reveló más de 13.700 formularios de aspirantes a ocupar cargos clave en un eventual nuevo gobierno republicano. Entre ellos figuran nombres, correos electrónicos, redes sociales y hasta posiciones ideológicas explícitas.

El contenido, publicado parcialmente por DDoSecrets y analizado por medios como The Intercept y SAN, deja en evidencia no solo el grado de organización del plan, sino también el nivel de depuración ideológica que busca aplicar Heritage: cada postulante debía seleccionar su identidad política (conservador, libertario, populista, etc.) y responder sobre sus valores, creencias religiosas, visión del Estado y afinidad con Donald Trump.

Lealtad ideológica y planificación estatal

La base de datos forma parte de una estrategia sistemática del Proyecto 2025 para reemplazar al personal de carrera del Estado federal con funcionarios alineados ideológicamente. El objetivo declarado es desmantelar lo que llaman el “Estado profundo” y poner fin a las “agencias capturadas por ideologías tóxicas”. Este criterio de «lealtad antes que mérito» fue criticado por analistas como un intento de politizar masivamente la administración pública.

La filtración ha generado alarmas en el Congreso y entre organizaciones civiles, no solo por la vulneración de privacidad de miles de ciudadanos, sino también por el perfil de muchos de los postulantes. Uno de los casos más polémicos es el de Paul Ingrassia, un abogado ultraconservador que, según los documentos filtrados, completó el formulario con propuestas extremas: eliminar agencias federales, detener la inmigración y establecer pruebas obligatorias para poder votar.

Del formulario al poder: el caso Ingrassia

Paul Ingrassia, entonces enlace de la Casa Blanca con el Departamento de Justicia, anuncia la liberación de Andrew Tate a las afueras de una cárcel local el 20 de enero de 2025 en Washington. Foto: Pete Kiehart para The Washington Post vía Getty Images.

La filtración creció aún más cuando se supo que Ingrassia fue nombrado por Trump para liderar la Oficina de Asesor Especial del Departamento de Justicia (OSC), el organismo federal encargado, entre otras cosas, de proteger a empleados públicos de represalias y de evitar el uso político del aparato estatal. Esto generó el rechazo inmediato de al menos 24 organizaciones, que enviaron una carta al Senado solicitando que su designación no sea confirmada.

El documento firmado por Ingrassia en la base de datos filtrada incluye frases como: “es necesario cortar de raíz las agencias federales que promueven ideologías tóxicas” y “se debe limitar el derecho al voto mediante pruebas de civismo”. Su eventual llegada al OSC no solo representa una contradicción con los valores fundacionales de esa oficina, sino que también es un símbolo del tipo de funcionalización ideológica que el Proyecto 2025 busca imponer.

La base filtrada pone en evidencia el nivel de planificación del trumpismo post-2024. El objetivo no es solo regresar al poder, sino hacerlo con un equipo preseleccionado, comprometido y alineado con una visión radical de transformación del aparato estatal. La Heritage Foundation ha logrado construir, con años de anticipación, una maquinaria de cuadros técnicos afines a sus valores: religiosos, nacionalistas y anti-globalistas.

Mientras tanto, los investigadores aún no han determinado el origen de la filtración. DDoSecrets solo señaló que se trató de una filtración interna, sin hackeo, lo que sugiere una posible disidencia dentro del mismo ecosistema conservador. El archivo sin censura sigue circulando entre periodistas, y aunque no se ha publicado completo, representa un riesgo tangible para la privacidad de miles de ciudadanos, muchos de los cuales nunca imaginaron que sus respuestas serían públicas.

La polémica ya escala niveles institucionales. A medida que se acerca la audiencia del Senado para confirmar a Ingrassia, la pregunta es si los datos de una planilla filtrada deberían influir en la designación de un funcionario de alto nivel. Para muchos, no se trata de privacidad, sino de principios: cómo evitar que una oficina destinada a proteger al Estado de la politización caiga precisamente en manos de un ideólogo con pruebas de su parcialidad.

La historia sigue abierta, pero lo que dejó la filtración del Proyecto 2025 ya es claro: el trumpismo no improvisa. Su regreso al poder se está preparando con cuadros, bases de datos y una arquitectura legal para consolidar una administración leal, centralizada y depurada. Y gracias a una filtración inesperada, ahora el mundo tiene una ventana a esa maquinaria.