El presidente de EE.UU., Donald Trump ha intensificado su cruzada contra lo que él describe como “información falsa” y “filtraciones descontroladas” provenientes de fuentes anónimas, anunciando que planea emprender acciones legales contra escritores, periodistas y medios de comunicación que publiquen noticias basadas en declaraciones de personas no identificadas.
Esta medida, según Trump, busca poner fin a una práctica que considera perjudicial para su imagen y, más ampliamente, para el funcionamiento del gobierno.
En una serie de declaraciones públicas y a través de sus redes sociales, Trump afirmó que las fuentes anónimas han sido utilizadas durante años para “difamarlo” y socavar su liderazgo, tanto durante su presidencia como después de terminar el cargo. “Estas filtraciones son una plaga en el gobierno. Gente cobarde que no da la cara inventa historias y los medios las publican sin verificar nada. ¡Se acabó! Vamos a demandarlos a todos”, escribió en su plataforma Truth Social esta semana.
El foco de esta ofensiva legal, según fuentes cercanas al expresidente, no solo está en los medios de comunicación, sino también en lo que Trump percibe como una red de “traidores” dentro del gobierno que alimentan estas historias. Durante su mandato, las filtraciones fueron una constante fuente de frustración para el magnate, quien a menudo las atribuyó a funcionarios desleales dentro de su administración. Ahora, fuera del poder, parece decidido a utilizar el sistema judicial para enviar un mensaje claro: las filtraciones tienen un costo.
Expertos en libertad de prensa han reaccionado con preocupación ante esta amenaza. “El uso de fuentes anónimas es una herramienta fundamental del periodismo, especialmente cuando se trata de exponer irregularidades en el gobierno”, señaló Laura Hernández, profesora de comunicación en la Universidad de Georgetown. “Si Trump logra intimidar a los medios con demandas, podría tener un efecto escalofriante en la capacidad de los periodistas para informar al público”.
No es la primera vez que Trump arremete contra la prensa. Durante su presidencia, calificó a varios medios como “enemigos del pueblo” y mantuvo una relación tensa con periodistas que cuestionaban sus políticas. Sin embargo, esta nueva estrategia legal marca un giro más agresivo, al intentar responsabilizar directamente a los autores y editores por el contenido basado en fuentes no identificadas.
Por el momento, no se han presentado demandas concretas, pero asesores legales de Trump han indicado que están recopilando casos específicos para construir un precedente. Entre los objetivos potenciales se encuentran libros recientes sobre su administración y artículos que han citado a exfuncionarios anónimos para detallar supuestos episodios de corrupción.