Un informe preliminar de inteligencia del Pentágono, filtrado a la prensa, revela que los bombardeos estadounidenses contra las instalaciones nucleares de Irán no lograron destruir la capacidad nuclear iraní y solo la retrasaron unos pocos meses. Estos hallazgos contradicen las afirmaciones del presidente Donald Trump, quien había sostenido que el ataque aéreo había “obliterado” por completo el programa nuclear de Teherán.
Los bombardeos solo retrasaron el programa nuclear de Irán
Según el informe confidencial –elaborado por la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA)–, los ataques de Estados Unidos “han retrasado el programa nuclear [de Irán] unos meses pero no lo han destruido”. La evaluación inicial concluye que la ofensiva estadounidense apenas habría aplazado la capacidad de Irán para desarrollar un arma nuclear, de tres meses a menos de seis meses como máximo. Antes del ataque, las agencias de inteligencia calculaban que, si Irán decidía acelerar la fabricación de una bomba, podría lograrlo en aproximadamente tres meses; después de los bombardeos, ese plazo se estimó en “menos de seis meses”.
El reporte detalla que las bombas estadounidenses no destruyeron los elementos centrales del programa atómico iraní. En particular, “los ataques no han eliminado completamente las centrifugadoras ni los depósitos de uranio enriquecido” en las plantas atacadas. Las poderosas bombas antibúnker de 30.000 libras lanzadas por bombarderos B-2 únicamente sellaron las entradas de dos de las instalaciones subterráneas, sin llegar a colapsar sus edificios ni los túneles donde se alberga el material nuclear. Además, gran parte del stock de uranio enriquecido de Irán fue trasladado antes del bombardeo, por lo que muy poco material nuclear resultó destruido en el ataque. En suma, el documento indica que Irán retiene prácticamente todo su material nuclear y podría reanudar su programa para fabricar un arma en relativo corto tiempo. Estos hallazgos contrastan con las declaraciones públicas de Trump y de su secretario de Defensa, Pete Hegseth, quienes en días previos aseguraron que los bombardeos habían destruido “total y completamente” las instalaciones de enriquecimiento de uranio iraníes.
El ataque estadounidense a las instalaciones nucleares iraníes
El informe filtrado se refiere a la operación militar lanzada por Estados Unidos contra Irán en el marco de la reciente guerra de 12 días entre Israel e Irán. El conflicto estalló el 13 de junio, cuando Israel inició una sorpresiva campaña de ataques aéreos contra instalaciones nucleares y objetivos militares iraníes, en la que murieron altos mandos de la Guardia Revolucionaria de Irán. Teherán respondió lanzando oleadas de misiles contra bases militares y ciudades de Israel, elevando la escalada bélica en Oriente Medio.
En medio de esa conflagración, Estados Unidos –aliado de Israel– intervino directamente contra Irán. En la madrugada del domingo 22 de junio, fuerzas estadounidenses llevaron a cabo la Operación “Martillo de Medianoche”, en la cual bombarderos estratégicos B-2 lanzaron varias bombas antibúnker de 30.000 libras sobre las principales instalaciones de enriquecimiento de uranio de Irán: Fordo, Natanz e Isfahán. Washington apuntó a destruir la infraestructura nuclear iraní bajo la premisa de eliminar la amenaza de un arma atómica en manos de Teherán. El presidente Trump elogió el ataque como un “éxito militar espectacular” y una “tremenda victoria”, afirmando que Irán “no va a tener una bomba, y no va a enriquecer” uranio en el futuro próximo gracias a la acción militar. De hecho, Trump llegó a declarar que las enormes bombas empleadas habían “obliterado” por completo el programa nuclear iraní. Sin embargo, la evaluación de inteligencia filtrada indica que el daño real fue mucho más limitado de lo que sugieren las proclamaciones triunfalistas iniciales.
Trump niega el informe y arremete contra la prensa
Tras darse a conocer la filtración del informe confidencial, Trump rechazó rotundamente sus conclusiones y cargó contra los medios que las difundieron. El mandatario acusó públicamente a la prensa de tergiversar el resultado de los bombardeos. “Noticias falsas CNN, junto con el fracasado New York Times, se han unido en un intento de degradar uno de los ataques militares más exitosos de la historia”, escribió Trump en su red social Truth Social, insistiendo en que las instalaciones nucleares iraníes “están completamente destruidas”. Incluso afirmó que estos medios “están siendo vapuleados por el público” por cuestionar la efectividad de la operación. Asimismo, en declaraciones a periodistas, Trump aseguró enfáticamente que “Irán nunca podrá reconstruir sus instalaciones nucleares… ese lugar está demolido… ese lugar ha desaparecido”, reiterando que el bombardeo anuló de forma permanente la amenaza nuclear iraní.
La Casa Blanca, por su parte, respaldó el mensaje de Trump y tachó la valoración de la inteligencia de “rotundamente errónea”. Karoline Leavitt, portavoz de la Casa Blanca, criticó en la red X (Twitter) la difusión del informe filtrado –clasificado como alto secreto– y afirmó que “Noticias falsas CNN ataca de nuevo”, negando la veracidad de la información publicada. Leavitt atribuyó la filtración a “un perdedor anónimo de bajo nivel en la Inteligencia” cuya intención sería “denigrar al presidente Trump y desacreditar a los valientes pilotos” que llevaron a cabo la misión. La vocera subrayó que “todo el mundo sabe lo que ocurre cuando se lanzan catorce bombas de 30.000 libras perfectamente sobre sus objetivos: la obliteración total”, refutando así la idea de que las instalaciones iraníes pudieran haber sobrevivido al ataque.
Altos funcionarios del gobierno de Trump han ido más allá, calificando la filtración del informe como “indignante” e incluso como una “traición” a la patria. Steve Witkoff, enviado especial de Estados Unidos para Oriente Próximo, declaró que revelar información sensible de esta naturaleza “podría dañar vidas en el futuro” y exigió abrir una investigación exhaustiva para identificar y llevar ante la justicia al responsable de la filtración. Desde el entorno de Trump se ha instado a tomar medidas contra quien divulgó el documento confidencial, argumentando que la publicación de estos datos clasificados es “completamente inaceptable” y socava los esfuerzos para proteger la seguridad nacional.
Fuentes: Medios internacionales (Reuters, NYT, CNN) y agencias de noticias. Las declaraciones de funcionarios provienen de comunicados oficiales y redes sociales verificadas.