David McBride, es un exabogado del ejército australiano que fue sentenciado en mayo a cinco años y ocho meses de prisión por filtrar a la prensa información clasificada que expuso supuestos crímenes de guerra de Australia en Afganistán, luego de declararse culpable de obtener y difundir información clasificada..
El tribunal fue informado de que el hombre tomó 235 documentos confidenciales, incluidos 207 que estaban marcados como clasificados, y los entregó a la Australian Broadcasting Corporation entre 2014 y 2015.
Luego de pasar cinco meses detenido en la prisión Centro Alexander Maconochie de Canberra, el 9 de octubre a McBride se le concedió formalmente permiso para apelar sus condenas y sentencia.
El castigo por revelar crímenes de guerra
Gritos de “vergüenza” resonaron en la sala del tribunal de Canberra, la capital australiana, cuando el juez David Mossop dictó la sentencia a David McBride, en un castigo descrito por su abogado como “fuera de serie” y un disuasivo para cualquiera que se sintiera motivado a exponer irregularidades.
“Cualquiera que haya observado lo que le pasó a McBride hará bien en callarse, agachar la cabeza y volver a su lugar de trabajo. Ese fue más o menos el tono de la sentencia de hoy”, dijo el abogado Mark Davies, añadiendo que su cliente estaba “totalmente en shock” por la sentencia y agregó que apelaría.
La filtración fue conocida como el informe Brereton, los documentos de Investigación de Afganistán encontró que en algunos casos los miembros del ejército australiano habían colocado armas y otros materiales, cerca de los cuerpos de civiles para sugerir que habían sido asesinados legalmente. McBride es la primera persona condenada por cualquier cargo penal relacionado con las acusaciones.
En su fallo, Mossop dijo que McBride se había quejado de que se estaba investigando a los soldados “incluso en circunstancias en las que no había perspectivas de que hubieran cometido el crimen de guerra de asesinato”.
McBride creía que los soldados estaban siendo objeto de investigación «para satisfacer las preocupaciones políticas sobre la muerte de civiles».
El abogado había planeado argumentar que actuó por sentido del deber hacia el público australiano, pero en una audiencia anterior, el juez Mossop indicó que no daría instrucciones al jurado en ese sentido, por lo que McBride se declaró culpable en noviembre pasado de tres cargos, entre ellos robo de propiedad del Commonwealth y violación de la Ley de Defensa.
En su fallo, Mossop reconoció que McBride no había actuado para obtener ganancias financieras ni para ayudar a los adversarios de Australia, pero escribió que «el infractor no tiene remordimientos y todavía considera que hizo lo correcto».
«Se debe disuadir a las personas seguras de sí mismas con opiniones firmes que están sujetas a obligaciones legales de no revelar información para hacerla divulgar con el fin de promover sus propias opiniones», escribió Mossop.
“Deben saber que el incumplimiento de sus obligaciones legales de mantener la confidencialidad que se han comprometido a proteger se enfrentará a un castigo importante. Esto es particularmente cierto cuando esa información es secreta y su divulgación tiene el potencial de dañar la seguridad nacional de Australia”, añadió el juez.
McBride entregó el material a la Australian Broadcasting Corporation (ABC), que en 2017 publicó una serie de siete capítulos llamada “The Afghan Files”, que detallaba una serie de presuntos crímenes de guerra, incluido el asesinato de afganos desarmados por soldados australianos en Afganistán.
Los informes de ABC fueron posteriormente justificados por los hallazgos de una investigación realizada por las Fuerzas de Defensa Australianas (ADF) que encontró evidencia creíble de que miembros del Servicio Aéreo Especial Australiano (SAS) habían cometido crímenes de guerra en Afganistán entre 2005 y 2013.