La exembajadora argentina en el Reino Unido, compartió con FL sus impresiones respecto a la liberación del periodista australiano, con quien supo construir una amistad en los tiempos en que el fundador WikiLeaks estuvo asilado en la Embajada de Ecuador en Londres.
-Teniendo en cuenta el contexto internacional y tu conocimiento o seguimiento del caso ¿Por qué creés que el Gobierno de EE.UU. terminó haciendo un arreglo con Assange para liberarlo?
-Creo que el resultado de la liberación de Julian Assange, y el de hacer un acuerdo aceptable con la Justicia de Estados Unidos, tiene que ver con la enorme presión internacional de miles de militantes a través del mundo entero, reclamando no solo por Assange, sino por la libertad de prensa y por el derecho a ser informados con la verdad.
Lamento que algunos de esos luchadores inclaudicables no estén para ver este momento, en particular Gavin MacFadyen, director de la Courage Foundation, y el periodista australiano John Pilger.
Yo muchas veces le he pedido al Papa que intercediera, me gustaría pensar que lo ha hecho. En todo caso creo que somos miles de militantes a través del mundo entero que hemos pedido por la liberación.
-¿Cómo viviste su encarcelamiento?
–He vivido consternada su encarcelamiento en Belmarsh. En una prisión de alta seguridad, donde un hombre sin cargos tenía que convivir con asesinos peligrosos. Una de las grandes paradojas de nuestro tiempo, cuando estamos inundados de noticias falsas, de distorsiones, que la persona que había emitido miles de cables revelándonos la verdad sobre distintos asuntos, que nunca había cometido un error o dicho una mentira estuviera encarcelada en una prisión de alta seguridad, mientras los asesinos de guerra que él ha denunciado permanecen libres.

Assange junto a Alicia Castro en la Embajada de Ecuador.
– Entiendo que entablaron una amistad, cuando estaba asilado en la embajada de Ecuador ¿Cómo es el Assange humano?
-Yo lo conocí en el año 2012 cuando era embajadora argentina en el Reino Unido y él acababa de asilarse en la Embajada de Ecuador con la institución de asilo diplomático,
que es una institución de raigambre latinoamericana. Comencé a visitarlo muchas veces y surgió una gran amistad.
Él es una de las personas más inteligentes, más sensibles que yo conozco y es un hombre con una misión: democratizar los secretos que antes pertenecían a las élites, sobre todo al complejo industrial militar de los Estados Unidos. Democratizar la verdad entre todos los hombres y mujeres de este mundo y darnos lecciones que son únicas, valiosas, eternas. Por ejemplo, que las guerras suceden gracias a las mentiras de los medios, si los medios no se apegaran a la propaganda y pudieran profundizar la verdad, no habría guerras, dado que los pueblos no son afectos a las guerras.
Muchas cosas nos ha enseñado, por ejemplo, los niveles del espionaje global, el funcionamiento de Google como la gran maquinaria de espionaje mundial, etcétera.
Desde que comenzó su persecución implacable con la revelación del vídeo daños colaterales, cuando desde un helicóptero en Bagdad, soldados norteamericanos disparan hacia civiles como si fuera un videojuego, entre ellos a dos periodistas de Reuters, cuyo destino no se conocía, desde entonces él ha sufrido una persecución implacable, pero él no ha no ha cejado en su cometido. Julian es un héroe de la verdad, aunque sabía los riesgos que corría.
Él nos ha dado herramientas a todos para comprender, abrir los ojos, para defendernos, para procurar que los estados sean transparentes, para que las personas mantengan el derecho a su privacidad. Ha sido mucha su obra.
-¿Cómo tomaste la noticia de su liberación?
–Yo realmente estoy muy impresionada con su libertad. Hay gente que está diciendo, ‘Ah, bueno, pero tuvo que ceder’. Yo, la verdad, es que creo que fue mínima la concesión que ha hecho. Me parece que ha sido una muy buena estrategia. Debo decir que él siempre creyó que podía terminar muy mal. Él ha sido un mártir de la verdad.
Yo estoy muy contenta en el día de hoy y llegará el día, más temprano que tarde, que pueda volver a sentarme a conversar con uno de los hombres más buenos y más inteligentes que he conocido, Julian Assange, un héroe de la verdad.
Por Guillermo Collini