Las autoridades de Dubái extraditaron a Bélgica a Othman El Ballouti, un presunto narcotraficante que llevaba años residiendo en el emirato y acumulando una millonaria cartera de propiedades inmobiliarias. El arresto se produjo junto a otros dos ciudadanos belgas, Mathias Akyazli y George Kim, según confirmó la Oficina de Medios de Dubái.
Los tres fueron entregados a las autoridades belgas por su presunta participación en múltiples delitos graves: formación de una banda criminal, narcotráfico, trata de personas y robos violentos. En el caso de El Ballouti, su nombre figuraba desde hace años en la lista de los más buscados por su rol en operaciones masivas de contrabando de cocaína hacia Europa.
El Ballouti no solo estaba en el radar belga. En 2023, el Departamento del Tesoro de EE.UU. lo sancionó junto a su hermano Younes por liderar una red de tráfico de cocaína que conectaba Sudamérica con Europa, con apoyo logístico de empresas en China dedicadas al lavado de dinero. Ese mismo año, Younes fue condenado en ausencia en Bélgica a ocho años de prisión.
Lujo, impunidad y filtraciones: lo que reveló Dubai Unlocked
Durante años, Othman El Ballouti vivió libremente en Dubái, mientras su red criminal operaba en varios continentes. Según una investigación del Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP), publicada en el marco del proyecto Dubai Unlocked, entre 2013 y 2015 adquirió al menos 13 propiedades de lujo en la ciudad. El valor total estimado de las compras asciende a €8,5 millones.
Entre los bienes figuran diez departamentos y tres villas, varios de los cuales se pusieron en alquiler a través de inmobiliarias locales. Solo entre 2014 y 2019, siete de esas propiedades generaron €360.000 en ingresos por alquileres, lo que muestra cómo el mercado inmobiliario de Dubái facilitó la inversión y rentabilidad de dinero de origen ilícito.
Dos de los departamentos estaban ubicados en el exclusivo complejo Marina Gate y fueron vendidos en 2019. Documentos revisados por OCCRP muestran que uno de los familiares de El Ballouti figura actualmente como propietario de esas unidades. Estas maniobras de reventa y traspaso de títulos son una táctica habitual para encubrir el origen del dinero y evitar sanciones internacionales.
El caso de El Ballouti no es aislado. En los últimos meses, Dubái ha extraditado a varios delincuentes buscados internacionalmente, incluyendo a Mohamed A., supuesto lugarteniente del traficante marroquí Youssef Ben Azza, y al franco-argelino Abdelkader Bouguettaia, acusado de organizar el contrabando de 2,5 toneladas de cocaína desde Cartagena a Francia en 2020.
Sin embargo, estos arrestos llegan después de años de inacción sistemática, y tras una serie de filtraciones masivas que pusieron al descubierto cómo el emirato funciona como un refugio para redes criminales internacionales. El proyecto Dubai Unlocked, alimentado por una base de datos filtrada de registros inmobiliarios, ha sido clave para exponer la opacidad del mercado de propiedades en uno de los destinos más lujosos del mundo.
La falta de regulaciones estrictas sobre propiedad extranjera, sumada al secreto bancario y a la ausencia de convenios multilaterales de intercambio fiscal, convirtió a Dubái en un paraíso para el crimen organizado. Según OCCRP, los casos documentados apenas rascan la superficie de un problema estructural que mezcla corrupción, dinero negro y complicidad estatal.
Mientras los organismos internacionales presionan para mayores controles, expertos en crimen financiero aseguran que muchas redes seguirán operando mientras la arquitectura legal y financiera del Golfo no se reforme en profundidad. Por ahora, la filtración de Dubai Unlocked parece haber forzado a Dubái a entregar algunas piezas del tablero, pero muchas otras siguen moviéndose con total libertad.