Documentos filtrados, copias preliminares de algunos de los planes de gasto del gobierno de Estados Unidos, revelaron los planes de la administración de Trump para recortar significativamente el financiamiento de programas clave de investigación climática y espacial en el año fiscal 2026, afectando iniciativas cruciales de la NASA y la NOAA.
Según informes de Nature y Scientific American, los recortes propuestos reducirían el presupuesto de la Oficina de Investigación Oceánica y Atmosférica (OAR) de la NOAA en un 74%, dejándolo en US$ 171 millones, lo que prácticamente desmantelaría su función como el principal brazo de investigación de la agencia. La OAR supervisa 11 laboratorios y 16 institutos cooperativos que realizan trabajos esenciales en modelado climático, pronósticos de huracanes y monitoreo oceánico.
Las filtraciones también indican la eliminación del programa de “Datos e Información Climática Regional” de US$ 50 millones, que ayuda a las comunidades a rastrear desafíos climáticos como sequías y olas de calor.
Estas reducciones están alineadas con la agenda del Proyecto 2025, un plan de políticas conservadoras que aboga por disminuir la investigación climática federal, como se evidencia en su propuesta de “reformar” programas como el Programa de Investigación del Cambio Global de EE. UU. (USGCRP).
La NASA enfrenta recortes igualmente drásticos, con los documentos filtrados proponiendo una reducción de casi el 50% en su presupuesto científico, cayendo a US$ 3.9 mil millones para 2026. Esto pondría en riesgo proyectos destacados como el Telescopio Espacial Nancy Grace Roman, un observatorio de US$ 4.3 mil millones que está cerca de completarse en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, el cual la administración intentó desfinanciar durante el primer mandato de Trump .
Otros programas en peligro incluyen la misión de retorno de muestras de Marte, la sonda DAVINCI para Venus y las operaciones en el propio Goddard, que podrían enfrentar el cierre.
Estos recortes reflejan un cambio estratégico hacia los intereses de los combustibles fósiles, como se detalla en las recomendaciones del Proyecto 2025 para impulsar la producción de petróleo y gas mientras se margina la energía renovable y la ciencia climática. Las filtraciones sugieren que la administración está aprovechando la flexibilidad otorgada por el Congreso en el proyecto de ley de gastos de 2025, que carecía de instrucciones detalladas de financiación, permitiendo la reasignación de recursos lejos de estos programas.
Las implicaciones de estos recortes propuestos van más allá de retrocesos científicos, afectando la seguridad pública y la estabilidad económica. La investigación de la NOAA, por ejemplo, sustenta los pronósticos meteorológicos y la preparación ante desastres, y su desfinanciamiento podría debilitar la capacidad del país para responder a eventos climáticos extremos, como destacó el exfuncionario de la NOAA, Craig McLean.
También se apunta a la terminación del Informe Nacional del Clima del USGCRP, un reporte mandatado por el Congreso, con el Proyecto 2025 abogando por su reformulación para incluir perspectivas favorables a la industria que minimicen el cambio climático.
Críticos, incluyendo científicos y defensores ambientales, advierten que estas medidas, detalladas en los documentos filtrados, podrían llevar a miles de millones de toneladas de emisiones de carbono adicionales para 2030, socavando los objetivos climáticos de EE. UU. y los compromisos globales como el Acuerdo de París, del cual Trump ya se retiró. Las filtraciones han generado alarma, con expertos como Gina McCarthy calificando la visión del Proyecto 2025 como un “camino al infierno”, enfatizando la necesidad urgente de transparencia y resistencia a estos recortes propuestos.