Documentos filtrados revelan el plan secreto para Gaza: «Riviera Trump», expulsión masiva, blockchain y zonas al estilo Elon Musk

Filtraciones

Una investigación exclusiva del Financial Times, basada en documentos filtrados, expone la participación del Instituto Tony Blair (TBI) en un controvertido proyecto económico de posguerra para Gaza. El plan, impulsado por empresarios israelíes y apoyado en modelos financieros de Boston Consulting Group (BCG), imagina una “Gaza Riviera” con islas artificiales, zonas de manufactura al estilo Elon Musk y un esquema de relocalización de más de medio millón de palestinos.

Aunque el TBI niega haber redactado o avalado el plan final, filtraciones internas confirman que dos miembros del instituto participaron activamente en grupos de mensajes y videollamadas donde se discutieron propuestas. Entre los documentos filtrados figura un texto titulado “Gaza Economic Blueprint”, compartido por TBI dentro del grupo, donde se delineaban ideas como zonas económicas especiales, comercio vía blockchain y un puerto que conecte Gaza con el corredor económico India–Medio Oriente–Europa.

Uno de los puntos más polémicos del proyecto —bautizado The Great Trust— es su propuesta de pagar hasta 9.000 dólares a cientos de miles de palestinos para que abandonen el enclave. Aunque el documento elaborado por TBI no hace mención de esta relocalización masiva, la versión final —compartida con funcionarios de EE.UU., gobiernos árabes y la administración Trump— sí lo promueve abiertamente.

El Instituto Tony Blair intentó minimizar su involucramiento, diciendo que sus miembros estaban “en modo escucha”. Sin embargo, las filtraciones prueban que TBI conocía el contenido del proyecto, accedió a la versión final del slide deck y aportó documentos internos que circularon dentro del grupo impulsor, que también incluía a exfuncionarios de inteligencia y consultores de BCG.

El escándalo alcanzó a la consultora BCG, cuyos ejecutivos afirmaron que el proyecto se realizó sin autorización formal, y que los socios responsables desobedecieron órdenes expresas de no participar. BCG terminó desvinculando a dos de ellos y aseguró que “el trabajo fue clandestino y completamente fuera del alcance de la firma”. A pesar de ello, el equipo de BCG generó un modelo financiero y gráficos detallados que sustentaban todo el plan.

Una de las diapositivas del programa Great Trust que muestra una idea para el sector industrial de Gaza después de la guerra.

Entre las propuestas del deck filtrado destacan megaproyectos como la “Gaza Trump Riviera & Islands”, autovías bautizadas en honor a los príncipes de Arabia Saudita y Emiratos Árabes, y una zona de manufactura inteligente en la frontera con Israel para fabricar autos eléctricos destinados a Europa. El modelo estimaba que el valor económico de Gaza pasaría de cero a 324 mil millones de dólares.

Las filtraciones apuntan también al rol de la Gaza Humanitarian Foundation (GHF), una organización creada con respaldo de EE.UU. e Israel. Uno de sus representantes, Phil Reilly —ex CIA y ex BCG—, se reunió con Tony Blair en Londres. El TBI admitió el encuentro, pero sostuvo que se trató de una reunión “a pedido de Reilly” y que Blair solo “escuchó”.

El documento filtrado, titulado “The Great Trust: From a Demolished Iranian Proxy to a Prosperous Abrahamic Ally”, proponía colocar todas las tierras públicas de Gaza en un fideicomiso cuyo capital sería vendido en tokens digitales. El plan fue difundido a actores estratégicos del Golfo y de Washington, y fue presentado como una evolución de las ideas económicas de Donald Trump para la región.

Este proyecto se suma a una proliferación de propuestas para la reconstrucción de Gaza en la etapa de posguerra, desde el plan egipcio avalado por la Liga Árabe (de 53.000 millones de dólares), hasta iniciativas de think tanks como Rand. Pero la filtración de este documento expone un enfoque empresarial, privatizador y radical que busca rediseñar Gaza desde cero, a costa de su población.

TBI declaró al Financial Times que su rol fue “exagerado por terceros que buscan desviar la atención sobre su propia participación”. Sin embargo, los documentos filtrados dejan claro que, aunque no lideró el proyecto, el instituto estuvo implicado en su gestación.