El periodista y fundador del sitio de filtraciones WikiLeaks, Julian Assange, participó en la manifestación que se llevó acabo este domingo en la ciudad de Sidney, Australia, en contra del asedio militar de Israel a Gaza y del bloqueo al ingreso de alimentos y ayuda humanitaria que está provocando la hambruna entre sus habitantes.
En la marcha que partió desde el centro de la ciudad hacia el Puente del Puerto de Sidney, y donde se congregaron decenas de miles de personas bajo la lluvia, Assange encabezó la enorme columna junto a su esposa Stella y sus pequeños hijos.
El Gobierno australiano, presionado por la opinión pública para reconocer el Estado palestina (al igual que ya lo hizo España, Francia o Canadá), quiso prohibir la manifestación que fue organizada por el grupo Palestine Action, pero finalmente fue aprobada por el Tribunal Supremo australiano un día antes.
La convocatoria, según las autoridades, fue de alrededor de 90.000 personas, pero según los organizadores la cifra habría sido cercana a las 300.000.
No es la primera vez que Assange se pronuncia a favor de Palestina. En mayo de este año, en el marco del festival de Cannes, donde acudió a la presentación de la película documental, “El Hombre de los seis mil millones de dólares”, que retrata su vida y la persecución de Estados Unidos y las grandes potencias para mantenerlo en prisión por ejercer el periodismo y desnudar sus crímenes de guerra, el australiano posó frente a las cámaras con una remera donde figuraban los nombres de niños palestinos asesinados por Israel.
Las cifras según la ONU
La Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos en los Territorios Palestinos Ocupados reportó este viernes que continúan los disparos y bombardeos por parte de las fuerzas israelíes a lo largo de las rutas de los convoyes de ayuda alimentaria y en las proximidades de la Fundación Humanitaria de Gaza, apoyada por Israel y Estados Unidos.
Esto se produce a pesar del anuncio del Ejército israelí el 27 de julio de un «cese temporal de las operaciones militares» en las áreas occidentales de la ciudad de Gaza a Mawasi y durante horas específicas para «mejorar la respuesta humanitaria», dijo la Oficina de la ONU en un comunicado el viernes.
La Oficina señaló que, según los informes, 105 palestinos murieron y al menos 680 resultaron heridos a lo largo de las rutas de los convoyes en la zona de Zikim, en el norte de Gaza, y en la zona de Morag, al sur de Jan Yunis, los días 30 y 31 de julio.
Esto eleva la cifra de palestinos muertos en busca de alimentos al menos a 1373 desde el 27 de mayo, incluidos 859 en las cercanías de la Fundación Humanitaria de Gaza y 514 a lo largo de las rutas de los convoyes de ayuda.
La gran mayoría de las muertes fueron causadas por las fuerzas israelíes, dijo la Oficina, y agregó que, aunque está al tanto de la presencia de otros elementos armados en el área, no tiene ninguna información que indique que participaron en los asesinatos.

Una niña pequeña con desnutrición grave recibe ayuda para vestirse.
También enfatizó que esas víctimas, la mayoría de las cuales parecen ser hombres jóvenes y niños, “no son solo números” y que no tienen constancia de que esos palestinos participaran directamente en hostilidades o representaran una amenaza para las fuerzas de seguridad israelíes u otras personas.
“Cada persona asesinada o herida había estado luchando desesperadamente por sobrevivir, no solo por sí misma, sino también por sus familias y personas a su cargo”, precisó la entidad de la ONU.
Al mismo tiempo, la Oficina observó un número creciente de palestinos, incluidos niños, ancianos, personas con discapacidad, enfermos y heridos, que mueren como resultado de la desnutrición y el hambre, ya que estas personas a menudo carecen de apoyo y no tienen acceso a los lugares donde se puede obtener ayuda, que es extremadamente limitada.
«Esta es una catástrofe humanitaria provocada por el hombre. Este es un resultado directo de las políticas impuestas por Israel que han llevado a una fuerte reducción en la cantidad de ayuda vital en Gaza», comunicaron.
Con información de The Guardian y la ONU.